Las autoridades de salud y medio ambiente advierten sobre riesgos para la salud pública y piden colaboración ciudadana.
En respuesta a la solicitud de la comunidad del barrio Juan XXIII, quienes alertaron sobre la presencia de caracoles africanos, la Alcaldía de Malambo a través de la Secretaría de Salud con el apoyo del Área de Medio Ambiente realizaron una visita técnica y pedagógica al sector afectado.
La visita contó con la participación de ingenieros ambientales de la Secretaría de Salud y un técnico de la Oficina de Planeación. Durante el recorrido, los especialistas informaron a la comunidad sobre los peligros asociados con el caracol africano, como su capacidad para transmitir enfermedades graves, entre ellas la meningitis y la bronquitis.
“Explicamos a los vecinos que el caracol africano puede reproducirse en áreas húmedas a través de huevos y que el contacto directo con el molusco o con su baba puede ser peligroso, especialmente si entra en contacto con los ojos, la nariz o la boca,” explicó Viloria.
Asimismo, la funcionaria enfatizó en la importancia de no manipular estos animales sin la debida protección y de lavar inmediatamente las manos con agua y jabón tras cualquier posible contacto con el caracol o superficies contaminadas. Además, recomendó a la comunidad mantener limpios los espacios, evitar la acumulación de basura, escombros y heces fecales húmedas, ya que estos ambientes favorecen la proliferación del caracol.
La secretaria de salud aseguró que las autoridades también ofrecieron asesoría específica al propietario de un predio privado en la zona afectada, instándole a mantener el área libre de residuos orgánicos que puedan atraer a estos moluscos.
Por su parte, el coordinador del área de medio ambiente, John Noreña, destacó que la intervención realizada en el barrio Juan XXIII con estrecha colaboración con los residentes locales, fue un procedimiento seguro, utilizando guantes, tapabocas y otros medios de protección para recolectar y erradicar cerca de 80 caracoles.
“Estos fueron introducidos en bolsas plásticas, se les añadió cal para neutralizar los posibles efectos contaminantes y posteriormente se cavó un hoyo de aproximadamente 90 centímetros en el que se depositaron los caracoles junto con capas de tierra, arena y más cal, asegurando así la eliminación segura del molusco”, especificó.
Noreña también resaltó la importancia de realizar estos procedimientos alejados de cuerpos o zonas hídricas para evitar posibles contaminaciones. “Socializamos con la comunidad la relevancia de no manipular estos moluscos debido a su impacto tanto en el ambiente como en la salud pública y la necesidad de notificar inmediatamente a las autoridades de salud y medio ambiente ante cualquier avistamiento de este caracol,” puntualizó.