El recientemente elegido contralor distrital de Barranquilla, Jorge Guevara Gómez, lleva apenas dos meses en su cargo y ya comenzó a generar polémica por contratos laborales firmados por funcionarios que hacen parte de su círculo cercano y que reemplazan a quienes venían vinculados a la administración del saliente contralor Jesús Acevedo Magaldi, algunos de los cuales están devengando un salario mayor al que se le venía asignando en la era de Acevedo, con el agravante que la entidad no cuenta con los recursos para pagar la liquidación del personal que presentó renuncia a sus cargos.
Todo parece indicar que el nuevo contralor ha establecido una especie de oficina de complacencias burocráticas, donde se trata con mucho cariño a quienes respaldaron su elección y se ven beneficiados por su permanencia en ese despacho, pese a que por lo menos dos comunicaciones internas le han advertido a Guevara del inminente riesgo de detrimento fiscal y la materialización de riesgo de gestión y corrupción en la entidad.
La Unidad Investigativa de Noticias BQ, tuvo acceso a una comunicación interna, fechada el 9 de julio de 2020, y enviada al despacho del contralor encargado por la abogada Gysell Sanz González, directora encargada del Departamento de Control Interno de la entidad, que advierte, por ejemplo, que en materia financiera el “panorama es más crítico”, agregando que, de no ser solucionado el tema presupuestal, podrían generarse demandas de tipo laboral, así como denuncias que podrían conllevar a sanciones disciplinarias y penales.
El mismo documento deja claro que frente a la provisión de cargos de libre nombramiento y remoción, por encontrarse acéfalos, esta oficina recomienda abstenerse o moderar la realización de nombramientos y/o contratación, teniendo en cuenta la situación presupuestal por la que atraviesa la entidad.
A dicha comunicación, la funcionaria le anexa este cuadro que describe de manera clara la proyección de gastos resumida de 2020, con corte a julio 31.
Otro de los documentos que fue enviado al despacho del contralor encargado, esta vez firmado por varios funcionarios de la entidad, le recuerda al ingeniero Guevara, que la Contraloría desde hace varios años viene arrastrando un pasivo que día a día se acrecienta ante la falta de gestión concreta y real que le entregue solución de fondo a dicha problemática, por lo que hoy esa obligación alcanza el escandaloso monto de 20 mil millones de pesos, cifra que según el oficio remitido al contralor, aumenta a un ritmo acelerado, en detrimento de los intereses patrimoniales del Estado.
Pero, el panorama de la Contraloría se complica a medida que se sigue investigando, por ejemplo, el concejal Juan Ospino Acuña ha denunciado que el contralor Guevara aceptó las renuncias de algunos funcionarios sin tener presupuesto para pagar sus liquidaciones, hecho que a todas luces no solamente es irresponsable, sino absolutamente irregular y expone a la entidad a una catarata de demandas laborales que generarán el pago salarios moratorios, sanciones y un evidente detrimento patrimonial, que dejaría a la Contraloría en peores condiciones y al funcionario envuelto en investigaciones disciplinarias, penales y fiscales.
𝗡𝗶 𝗳𝗮𝗹𝘀𝗼, 𝗻𝗶 𝗱𝗲𝘀𝘂𝗯𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼.
Sr. Contralor:
1. Usted aceptó renuncias sin tener rubros para pagar liquidaciones.
2. Usted estaba advertido de las limitaciones económicas de la entidad.— Juan Ospino Acuña (@juanospinoacuna) September 14, 2020
El concejal Ospino asegura en sus denuncias publicadas a través de su cuenta de Twitter que, el contralor estará ascendiendo de manera irregular afuncionarios para facilitar su posterior designación en caso que haya posibilidad de prorrogar su encargo, al tiempo que devela unos supuestos maltratos al personal de planta y solicita los estudios técnicos en los que se basó el contralor encargado para soportar tales decisiones con relación al personal.
Ospino Acuña anunció que citará al contralor Guevara al seno del Concejo, para que explique quién le entregó competencias para restructurar la entidad y por qué desde su despacho se vienen realizando acciones que podrían ser interpretadas como un deliberado y sistemático plan para propiciar las circunstancias que le permitan extenderle su encargo.
Todo parece indicar que de la Contraloría Distrital en la era de Jorge Guevara Gómez, la ciudad no podrá esperar mucho y seguirá la entidad sumida en una profunda crisis institucional, entregando complacencias burocráticas y con un pasivo que se ha convertido en una especie de taxímetro que no para de marcar, mientras los resultados de su misión institucional son absolutamente paupérrimos y en algunos casos inexistentes.