Los intentos de estafa, lejos de ser ajenos a las redes sociales, se aprovechan del amplio alcance que tienen estas plataformas para tratar de engañar al mayor número de personas a nivel global y obtener dinero con artimañas. WhatsApp, la aplicación de mensajería más usada en el mundo, se ha convertido en una herramienta usada por los delincuentes.
“Disculpa, ¿quién eres? He encontrado tu número en mi agenda”, es una fórmula que emplean los estafadores para iniciar una conversación con las potenciales víctimas y ganarse su confianza, como señalan desde el portal especializado en tecnología WABetainfo, que recientemente ha sido objeto de uno de estos intentos.
Lejos de intentar resolver el enigma de un contacto sin nombre, lo que buscan los atacantes es conseguir que su interlocutor les añada como contacto en redes sociales populares como Facebook o Instagram, y desde ese momento poner en marcha la segunda parte del plan: obtener dinero.
La conversación que se mantiene, con preguntas triviales sobre cómo se llama el usuario, su trabajo o la edad que tiene, que pueden ir acompañadas de cumplidos, puede no alertar lo suficiente a la potencial víctima y hacer que finalmente lo agregue en sus redes sociales personales.