Respeto es lo que quedó claro que no hay. Es increíble lo que dijo la representante Carolina Arbeláez en el día de ayer, 5 de septiembre de 2023, en la plenaria.
Se nos volvió paisaje que insultos de bandas bodegueras, en las que mayoría no da su cara, sino que esconde su identidad y se vuelve un costal de insensatos agrupados, lleven varios días hostigando a representantes por, entre otras cosas, hacer su trabajo.
Es de las muchas situaciones que se presentan a diario y que no reconocen color político. Me ha sorprendido la hipocresía de tantos congresistas del Pacto Histórico: pareciera que la lucha contra el machismo y el ataque o la violencia política sea selectiva, dependiendo de a quién toca el ataque.
Deberían revisarse, porque eso no es andar con un pañuelo verde en la mano diciendo “soy abanderada de la lucha feminista”, pero por debajo de la mesa promover ataques y reírse de otras mujeres.
Los ataques machistas deben rechazarse desde todos los sectores. Las bajezas a las que sometieron a las congresistas que promovieron la subcomisión de salud es la radiografía del odio que vivimos como país.
Incoherencia es lo que se puede ver. Todo esto lleva a recordar que, hace una semana, la primera dama Verónica Alcocer estaba lanzando en redes sociales una campaña anti bullying que es necesaria y que ojalá tuviera más fuerza, porque lo necesitamos. Además, envía un mensaje positivo de autoevaluación y reflexión por parte de Alcocer, luego de que en campaña atacó lo que somos las mujeres periodistas.
Todos los congresistas del Pacto Histórico hicieron eco a esa campaña, pero ahora guardan silencio de los ataques rastreros.
¿A las mujeres no se les puede cuestionar?
Claro que a las mujeres se nos puede cuestionar por nuestro trabajo todo lo que quieran. Si tienen diferencias con otras congresistas, por supuesto que pueden hacerles control, es un deber.
Pero meterse en su intimidad, en lo que son y hasta en su cama, es rastrero y resulta peor ver a grandes voces jugando hacerles eco a ataques.
La mayoría de las veces, las mujeres debemos esforzarnos el doble para que se nos reconozca el trabajo porque siempre están esos comentarios de fondo: “esa porque es bonita, sube”, “se acostó con tal o con el otro para llegar ahí”.
Si subimos la voz, somos locas. Si lloramos, estamos “en los días”. Si estamos de mal genio y sentamos una posición, estamos veraneadas. Si presentan una proposición y hablan entre ellas, como lo hace cualquier congresista, son marrulleras y hasta buscan distraer.
Lástima ese doble discurso respecto a la violencia política contra las mujeres. El país necesita ejemplo y entender que es bienvenida la crítica, pero jamás pasando la línea de meterse en la intimidad, las familias y en las camas de otros.
Mientras no afecte lo público y no atente contra nadie, son temas que deben ser respetados. Cada día estamos peor como sociedad.
Los arrepentidos aumentan
Sobre el apoyo al Gobierno del presidente Gustavo Petro, la representante Katherine Miranda no aguantó más y lo dijo: “Si las elecciones fueran hoy, no lo apoyaría de nuevo”.