Si bien es cierto que Latinoamérica no aparece como prioridad en la agenda de política exterior de los Estados Unidos, algunas cosas podrían variar con el próximo cambio de gobierno en el país del norte en relación con Colombia.
El presidente electo Donald Trump seguramente concentrará sus esfuerzos en enfrentar la situación en Medio Oriente, el conflicto entre Rusia y Ucrania, la amenaza nuclear de Irán y Corea del Norte, así como la guerra comercial con China.
No obstante, es difícil pensar en un encuentro bilateral con el presidente Gustavo Petro, especialmente considerando que los mensajes del mandatario colombiano en su cuenta de la red social X no han sido precisamente generosos ni amables.
La situación podría ser preocupante en cuanto a las ayudas para la lucha antidrogas, ya que el Partido Republicano ha ganado la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes, lo que podría implicar un endurecimiento en el apoyo económico que Estados Unidos le brinda a Colombia para combatir los cultivos, procesamiento y exportación de drogas ilícitas.
Asimismo, el nuevo gobierno de Trump endurecerá la política contra la inmigración ilegal, lo que podría derivar en deportaciones masivas de miles de ciudadanos colombianos que se encuentran de manera irregular en territorio estadounidense.
Trump y Petro son como agua y aceite, lo que implica que en lo que resta del periodo del mandatario colombiano, las relaciones bilaterales serán frías y distantes, en el mejor de los casos.