A 10 días de las consultas presidenciales, los aspirantes del Equipo Por Colombia concentran sus expectativas en tres sectores: opinión, uribismo y estructuras políticas.
El ejercicio que están haciendo los precandidatos fracasaría inevitablemente si el 13 de marzo no superan los 4 o 5 millones de votos, pues pondría en riesgo el objetivo que le asiste a este sector político de convertirse en una real alternativa de poder que llegue fuerte a la primera vuelta y enfrente electoralmente al Pacto Historico y Coalición de Centro Esperanza., con quienes inevitablemente los medirán.
El anuncio hecho por el presidente Iván Duque de votar en las consultas, supone un espaldarazo al Equipo Por Colombia, dada la distancia del primer mandatario frente a las otras dos coaliciones.
“Me quieren meter en camisas de once varas, pero contesto. Yo participé en una consulta hace cuatro años. Creo en las consultas, me parece que son mecanismos muy importantes para la participación democrática. La respuesta es sí. Yo votaré en las consultas”, indicó.
Duque contradice la orden del Centro Democrático a sus militantes para que se abstengan de participar en consultas de partidos en las elecciones del próximo 13 de marzo.
“La militancia del Centro Democrático no incentivará ninguno de los participantes de dichas coaliciones. El partido y su candidato presidencial se concentrarán en las aspiraciones del Congreso para poder desde allí, como fuerza principal, seguir resolviendo las necesidades de los colombianos”, precisó un comunicado del Centro Democrático expedido el pasado 4 de febrero.
Regresando a las expectativas electorales del Equipo Por Colombia, así llegan cada uno de sus miembros a la recta final de la campaña, justo antes de medirse en las urnas.
Alejandro Char
Char no ha pasado desapercibido en esta carrera por ganar las primarias en el Equipo Por Colombia. Ha sido el aspirante que más denuncias en su contra ha recibido y el que menos ha hablado y propuesto.
Su fortaleza está en el potencial electoral del Caribe, donde cuenta con gran respaldo popular y el acompañamiento de estructuras políticas que se la están jugando por su candidatura, pero al mismo tiempo, su gran debilidad es no lograr conectar con el voto andino y el de regiones como Antioquia, Eje Cafetero, Santander y el suroccidente del país, donde el respaldo a su candidatura es muy modesto, casi inexistente.
El ex alcalde Char enfrenta graves sindicaciones en su contra, principalmente formuladas por Aida Merlano, pero además carga consigo el desgaste de 14 años de manejar el poder en Barranquilla y el Atlántico, ejercicio que deja un largo historial de procesos penales y disciplinarios, pero también indicadores sociales muy preocupantes, los cuales han aumentado el anti charismo, hasta llegar a históricos números de desaprobación.
Su otra debilidad es la falta de propuestas, ausencia de los debates, poca profundidad en sus planteamientos y su incapacidad para ubicarse como un líder de talla nacional. En pocas palabras, Char es el “chacho” en el Caribe, pero está muy lejos de serlo en las demás regiones.
David Barguil
Tiene el discurso más consistente de todos los precandidatos de la coalición, además, su paso por el Congreso deja importantes iniciativas que abanderó, las cuales hoy son leyes de la República con profundo impacto social.
Barguil es por encima de Federico Gutiérrez, quien más atrae al votante de derecha y seduce al uribismo puro y duro.
Su mayor expectativa electoral se concentra en el fiel voto de la militancia conservadora, la misma que le aportó a Martha Lucía Ramírez casi 1.5 millones de votos en la consulta de la derecha en 2018.
Pero, también, Barguil apelará a la maquinaria del Partido Conservador y la movilización que logren los caciques regionales que participan en el debate a Senado y Cámara.
No obstante, algunos congresistas conservadores parecen más preocupados por reelegirse que por la suerte de Barguil, especialmente en el Caribe, donde muy pocas concentraciones políticas le han organizado al precandidato azul.
Pero sin duda, una de las grandes apuestas de todos los miembros del Equipo Por Colombia es seducir el voto del uribismo, que inevitablemente participará en esta consulta, pese a los llamados que han hecho desde el Centro Democrático para mantener distancia.
El uribismo sabe que la candidatura de Óscar Iván Zuluaga no despega y la cercanía ideológica y afinidad se concentra en esta coalición de derecha.
Barguil lo sabe y le apuesta a ser el candidato más votado.
Federico Gutiérrez
Fico, como le llaman sus simpatizantes fue tan buen alcalde como mal candidato presidencial.
Su aspiración ha venido de más a menos, máxime cuando su línea se ha mantenido en atacar a Gustavo Petro y no concentrarse en consolidar sus propias propuestas. Hoy el país poco sabe qué propone Gutiérrez.
Pese a todo esto, Fico sigue siendo depositario de la simpatía del uribismo y de un sector importante del país, pero su gran debilidad es carecer de estructura electoral y apoyos políticos fuertes, siendo su mayor expectativa el voto de opinión derivado de la muy positiva imagen con la que culminó su periodo como alcalde de Medellín.
El gran reto de Gutiérrez ha sido desmarcarse de su imagen de líder regional, para posicionar su nombre como dirigente nacional.
Las encuestas no son generosas con él, pero el 13 de marzo veremos si su discurso pudo conquistar ese voto uribista que considera a Fico como el gallo ya no tan tapado del jefe del Centro Democrático y del presidente Duque.
Enrique Peñalosa
Es el más experimentado y exitoso miembro de la coalición.
Su modelo de desarrollo y estilo gerencial, dejó una serie de hitos en Bogotá, tales como Transmilenio, el cual ha sido replicado en unas 300 ciudades alrededor del mundo, así como las ciclorutas, parques y bibliotecas.
No obstante, Peñalosa está recogiendo las consecuencias de sus bandazos políticos que lo han llevado a hacer parte del Partido Liberal, Cambio Radical, Partido Verde y ahora Partido de la U.
Peñalosa no es fuerte electoralmente y su expectativa la concentra en los votos de opinión, pero Colombia no es Bogotá y existen regiones en las que el voto de estructuras y organizaciones políticas tradicionales es definitivo para marcar diferencia.
Aunque no es el favorito, su presencia en la coalición la fortalece y le agrega experiencia.
Por último, es bueno señalar que Peñalosa se inscribió con el aval de un partido que no lo siente como su militante y mucho menos se ha volcado a respaldarlo a través de los jefes regionales o congresistas de la colectividad.
Hoy no hay un solo senador o representante que milite en la U y haya salido a acompañar a Peñalosa.
Aydeé Lizarazo
Senadora cristiana, militante del Partido Mira y la única mujer que hace parte de la coalición. Apela en primera instancia al apoyo de la poderosa comunidad cristiana evangélica y seguramente podrá reunir un buen número de electores, dado que sus propuestas se concentran en líneas espirituales muy afianzadas, pero también en el serio papel que siempre ha adelantado la bancada del Partido Mira en el Congreso.
Lizarazo seguramente no ganará la consulta, pero su partido será un aliado fundamental en el fortalecimiento electoral del aspirante que resulte favorecido con el voto popular y se convierta en candidato oficial de la derecha.
Nada está definido y a un poco más de una semana del debate electoral, entra la competencia en sus días definitivos para formalizar apoyos y pasar de esos anhelados 4 o 5 millones de votos.