El chorro de Cara de Gato, ubicado en la margen izquierda del río Cauca, sigue abierto y echando agua hacia la región de la Mojana, dejando en incertidumbre a los habitantes de la zona. A pesar de que el Gobierno nacional, a través de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastres (UNGRD), contrató a finales de 2023 al Consorcio RCG para cerrar el boquete, las obras están paralizadas y no se vislumbra un reinicio cercano.
El consorcio, liderado por Juan Leonardo Becerra Moreno, logró cerrar apenas 38 metros de los 100 que tenía el boquete, pero la creciente del río y la falta de recursos financieros del contratista impidieron avanzar en los trabajos. Finalmente, la UNGRD rescindió el contrato con el Consorcio RCG hace casi tres meses, argumentando el incumplimiento y la falta de pagos a algunas actas, dejando el hueco de 62 metros de ancho y 17 metros de profundidad sin cierre.
Este hecho ha generado gran preocupación entre los mojaneros, quienes aseguran que la obra contratada por el Gobierno, por un monto cercano a los 130 mil millones de pesos, se ha convertido en un “elefante blanco”, ya que el objetivo principal de la intervención era cerrar el chorro de Cara de Gato y evitar el ingreso de aguas hacia la Mojana. Sin embargo, los trabajos no se han completado y algunos de los geotextiles utilizados en la construcción del jarillón se están deteriorando, en parte debido al impacto de las embarcaciones de los pescadores de la zona.
Oswaldo Díaz Pupo y Camilo Daza Regino, miembros del Pacto Social por la Mojana, critican fuertemente la gestión de la UNGRD, en cabeza de Carlos Carrillo, señalando que la situación ha empeorado tras la terminación unilateral del contrato. Ambos cuestionan la inacción de la interventoría que aún permanece en la zona, sin realizar labores de supervisión efectivas. “La interventoría sigue allí, ganando dinero, pero no sabemos qué están supervisando, ya que no hay trabajos en el terreno”, expresó Díaz.
Los líderes comunitarios también lamentan que el Gobierno nacional haya dejado de lado a la región de la Mojana, en especial en el marco de la administración del presidente Gustavo Petro, a quien acusan de no tener en cuenta las necesidades de los pueblos de la región. “Ni en la COP 16 nos mencionaron”, comentó Camilo Daza, refiriéndose a la falta de atención a los problemas de la Mojana en el escenario internacional.
Frente a esta situación, las comunidades afectadas no se quedan de brazos cruzados. Con recursos propios, los mojaneros han comenzado una recolecta de dinero para construir hexápodos de concreto con los cuales esperan cerrar el boquete de Cara de Gato. Hasta la fecha, han recaudado cerca de 10 millones de pesos, y cuentan con la solidaridad de la comunidad, que ha donado materiales e incluso ganado para financiar la obra. Sin embargo, aún queda mucho por hacer y las expectativas son bajas respecto a la intervención del Gobierno.
La UNGRD, por su parte, ha indicado que se encuentra en proceso de contratación para reiniciar las obras, aunque no han dado una fecha exacta para el inicio de los trabajos. Desde la oficina de prensa, señalaron que el proceso de estructuración de proyectos como este es técnicamente complejo y requiere tiempo. No obstante, para los mojaneros, la paciencia se está agotando y temen que la situación se prolongue más allá de lo previsto, afectando aún más su bienestar y el de la región.
A medida que la temporada de verano se aproxima, los habitantes de la Mojana siguen luchando por encontrar una solución mientras esperan una respuesta efectiva del Gobierno nacional para cerrar el chorro de Cara de Gato y evitar que las aguas sigan afectando a la región.