Uno de los grandes triunfadores del debate electoral de autoridades locales de 2019 en el departamento del Atlántico, fue el senador Eduardo Pulgar Daza, quien no solo recuperó los espacios que un día tuvo en la Asamblea del Atlántico y el Concejo de Barranquilla, sino que también se quedó con la Alcaldía de Soledad, la joya de la corona del departamento, y conquistó el poder en el municipio de Santo Tomás.
Todo parecía sonreírle a Pulgar, considerado un trabajador incansable de la política, pues además de los espacios de poder a nivel local, también manejaba las mejores relaciones con el gobierno del presidente Iván Duque, dado que el senador barranquillero acompañó sin titubeos la campaña del entonces candidato del Centro Democrático y dentro del legislativo se convirtió en fiel aliado de la agenda legislativa del uribismo.
Pulgar pasó a convertirse en el hombre fuerte de Soledad, municipio en el que su cuñado, Rodolfo Ucrós Rosales, conquistó el respaldo popular, gracias a que supo alinear a las diferentes fuerzas políticas en torno a su aspiración, en la cual Pulgar jugó un determinante rol, pues gestionó el aval del partido Centro Democrático y se convirtió en el jefe de debate de esa candidatura.
El poder y nivel de injerencia del senador Pulgar en la administración de Soledad no tardó en evidenciarse y en plena pandemia sostuvo un vergonsozo altercado con el entonces secretario de Salud de ese municipio, Luis Fernando Fábregas, quien fue declarado insubsistente por la administración del alcalde Rodolfo Ucrós, señal política inequivoca que indicaba que a Pulgar no se le “podía tocar”.
Ya unas semanas antes, el mismo senador había generado polémica tras la aparición de un video aficionado en el que se le veía acompañado del alcalde del municipio de Santo Tomás, Tomas Guardiola, y varias personas más en una pelea de gallos, incluso, algunos de ellos utilizando tapabocas, pero el mismo Pulgar salió apresuradamente a decir que esas imágenes correspondian a la temporada de Carnaval. desestimando que se tratara de una violación a las medidas de aislamiento preventivo, con ocasión del aumento de contagios de COVID-19.
Lo que seguramente Eduardo Pulgar nunca esperó, fue la demoledora columna del periodista Daniel Coronell, quien relató con lujo de detalles la historia de un encuentro sostenido en el apartamento del parlamentario, al norte de Barranquilla, en el que participaron el entonces alcalde del municipio de Usiacurí, Ronald Padilla, quien pertenecía al grupo del senador, el entonces juez de esa localidad, Andrés Rodriguez Cáez y el congresista, donde se desprendió un dialogo que quedó registrado en una grabación de audio realizada por el entonces togado y que dejó muy mal parado a Pulgar.
La cita tenía como propósito, que Eduardo Pulgar tratara de convencer al juez de ayudarle a través de una decisión judicial que debía tomar ese despacho, a favorecer los intereses de Luis Fernando y a Alberto Acosta, para de esta forma quedarse con el lucrativo control de la Fundación Acosta Bendek y por esa vía, de la Universidad Metropolitana y el Hospital Universitario Metropolitano, entidades que estaban en disputa con Carlos Jaller e Ivonne Acosta de Jaller, esta última heredera del fallecido ex senador Gabriel Acosta Bendek.
Del dialogo que sostuvieron el entonces juez y el senador Pulgar, se desprenden estos fragmentos:
Eduardo Pulgar: “Sí los ‘manes’ son juiciosos, si yo le digo: ‘hey, doc., esta vaina vale 200 barras’, él me dice: ‘¿a qué horas y dónde?’. Así, pa hablar claro. Yo les digo a ustedes la verdad. Aquí hay un negocio…Yo creo… No sé, si ustedes quieren hablar solos”.
Andrés Rodríguez Cáez: “A ver, senador, yo en principio acepté la reunión esta mañana aquí pues por intermedio del alcalde Ronald, pero yo soy un hombre muy serio. Usted me está hablando de negocios, yo para eso sí no.”
Ante esa grave evidencia, la suerte de Pulgar parecía estar echada y su inminente detención era cuestión de tiempo. La Corte Suprema de Justicia no demoró en abrir la respectiva investigación y hasta los mas optimistas analistas daban por descontado que el senador barranquillero terminaría tras las rejas.
Finalmente el día llegó y este martes cuando Eduardo Pulgar arribó a Bogotá en un vuelo de Avianca que tomó en Barranquilla, para asistir a las sesiones del Congreso, fue capturado por agentes del CTI que lo trasladaron hasta el búnker de la Fiscalía General para realizar la respectiva reseña.
Pero, ¿qué implicaciones políticas tendrá la situación que enfrenta Eduardo Pulgar en términos prácticos? lo primero es que el Partido de la U procedió a suspender de manera inmediata su militancia en esa colectividad, aclarando que “cuando la justicia emita una decisión final frente al proceso del senador, la colectividad podrá tomar otras medidas”.
La otra implicación política, es que la bancada del Gobierno pierde un importante soporte en el Senado, pues Pulgar votaba fielmente todo lo que le interesaba al Ejecutivo, al punto que los congresistas del Centro Democrático, lo consideraban uno mas de su bancada.
En medio de estos líos jurídicos, los cuales le demandarán tiempo, concentración así como esfuerzos económicos y jurídicos, Pulgar no podrá tener el mismo control de la administración de Soledad y podría tener serios problemas para la gestión de cabildeo ante los ministerios que adelantaba en favor de alcaldes amigos del Atlántico y Magdalena. No olvidemos que precisamente el congresista barranquillero fue uno de los impulsores del llamado “Pacto de Ciénaga”, que pretende quitarle al gobernador del Magdalena Carlos Caicedo el poder para decidir las inversiones de los recursos para inversión provenientes de las regalías.
Otra implicación política, es que evidentemente a 15 meses de las elecciones parlamentarias, el senador Pulgar dificilmente podrá volver a aspirar al Congreso de la República, viendose en la urgente obligación de armar una candidatura que le garantice no perder ese espacio de poder, lo que supondría un esfuerzo adicional, dado que su caso en la Corte Suprema no será nada fácil.
De otro lado, el caso Pulgar dejó al descubierto el galimatías en el que quedó convertido el Partido de la U, una colectividad que parece desesperada en buscar una identidad propia, al punto que de pasar a defender el proceso de paz, hoy tiene matices tan profundos que alberga en sus filas a confesos uribistas, nostálgicos santistas y hasta personajes como el senador Benedetti, quien después de ser uribista y santista, decidió en un triple salto mortal ideológico, aterrizar en la Colombia Humana de Petro.
Regresando a Eduardo Pulgar y sus planes políticos, estaría en vilo la que en su momento podría ser una candidatura a Cámara de Representantes propia del grupo político de Pulgar, pues dada la situación las cosas se enredarán y dificlmente podrían pensar en esa posibilidad. Consecuencia muy dura para el fortalecimiento que buscaba el “pulgarismo “.
De momento, el congresista barranquillero parece aferrarse a los los argumentos jurídicos y peticiones agenciados desde el despacho del reconocido y costoso abogado penalista, Jaime Granados, -el mismo del ex presidente Uribe- quien le pidió a la Corte Suprema que a su representado, el senador Eduardo Pulgar, “se le valore el delicado estado de salud, que lo hace propenso a múltiples y graves enfermedades”.
Pide pueda cumplir la medida de aseguramiento en un lugar que “no ponga en riesgo su vida”.que el senador presenta problemas de salud que le impedirían su reclusión en un establecimiento carcelario, tal como lo determinó la Sala de Instrucción de la Corte Suprema en la detención preventiva con la que lo cobijó ese tribunal.
Pero, Pulgar no solamente enfrenta este proceso penal, sino que también tendrá que darle frente a una investigación disciplinaria por cuenta de los mismos hechos, el cual permanece congelado por una supuesta colisión de competencias, pues en una acción calificada como dilatoria, Pulgar pretende ser procesado por la Comisión de Érica del Senado, de la cual el senador hace parte y no por la Procuraduría General de la Nación, quien se basa en el artículo 48, numeral 1 del Código Único Disciplinario, el cual establece que , cuando existen faltas calificadas como gravísimas por parte de un servidor público, (en este caso el senador Pulgar), la competencia para la investigación disciplinaria le corresponde al Ministerio Público y no a la Comisión de Ética del Senado.
Y es que algunos conocedores de los tiempos de procesos disciplinarios, argumentan que los asesores de Pulgar buscan dilatar la decisión sobre la colisión de competencias, que deberá tomar el Consejo de Estado, para evitar que el parlamentario sea procesado por la Procuraduría en la era de Fernando Carrillo, quien no es amigo del senador y está a punto de terminar su período, para esperar que el caso finalmente se resuelva cuando llegue la nueva procuradora, Margaríta Cabello Blanco, quien a juzgar por esta fotografía publicada en algunas redes sociales, parece ser cercana a los afectos de Pulgar y su familia.
En resumen, así le vaya bien en la Procuraduría, a Eduardo Pulgar y sus asesores lo que hoy les quita el sueño es el proceso penal en la Corte Suprema de Justicia, pues el ex juez Andrés Rodríguez Cáez, principal testigo contra el congresista, ha sostenido intacta su versión de los hechos en la diligencia que sostuvo en la Procuraduría y seguramente no va a variarlo cuando la Corte Suprema de Justicia decida llamarlo.
No serán días fáciles los que se vienen para Eduardo Pulgar, su familia y amigos. Todo parece indicar que el aparente teflón que cubría su carrera política, permitiendo que nada le afectara, comenzó a ceder y hoy las consecuencias comenzaron a evidenciarse.
Los próximos días serán claves para conocer el avance de la compleja situación jurídica que hoy parece atentar de manera certera con la estructura política de un congresista muy poco reconocido a nivel nacional, pero que pese a su bajo perfil, ha logrado construir un respaldo electoral. La Corte Suprema tiene la palabra.