Luego de conocerse la reunión en días pasados por parte del expresidente Álvaro Uribe con algunos miembros de su partido, donde acordaron definir para el 22 de noviembre, quién será el candidato del uribismo para la Presidencia en 2022.
Frente a esta expectativa, se conoció uno de los nombres de los posibles aspirantes, que aunque de bajo perfil para muchos, se viene moviendo en las regiones.
Se trata de Josué Alirio Barrera, un campesino de Aguazul (Casanare), muy conocido en la zona de los llanos orientales y Boyacá, con una historia de vida muy particular.
Alirio Barrera, fue gobernador del Casanare (2015-2019), se trata de un domador de caballos y experto en el tema ganadero y de agricultura. Su gestión como mandatario del departamento ha sido reconocida como una de las mejores.
Cabe recordar que el partido Centro Democrático en dicha reunión definió el mecanismo y la fecha para escoger su candidato único a la Presidencia en 2022. En 10 foros, que se llevarán a cabo durante los próximos dos meses, los precandidatos tendrán la oportunidad de presentar sus propuestas y se realizarán una serie de encuestas, solo entre los militantes del partido, para definir, con fecha límite del 22 de noviembre, a su ficha única en la lucha por mantener el poder. Entre los nombres que por ahora aparecen en la baraja están los del exministro Óscar Iván Zuluaga, la senadora María Fernanda Cabal, el representante a la Cámara Edward Rodríguez, el abogado Rafael Nieto Loaiza y uno que es sorpresivo, el del exgobernador del Casanare Alirio Barrera.
¿Quién Barrera, de quien dice, tiene la simpatía del expresidente Álvaro Uribe y el respaldo de su hijo Tomás, al que mucho querían verlo entre los aspirantes pero dijo que no? Antes de ser gobernador, en 2015, fue concejal de Aguazul, por allá en 2004. Fue esa su primera y única experiencia en los terrenos de la política, antes de lanzarse a buscar la Gobernación, de la cual salió para dedicarse a lo que, reconoce, es lo que más sabe hacer: amansar caballos, el coleo, la vaquería, a todo lo que es el tema ganadero y de agricultura, además de negocios como compra y venta de fincas.
“Conocí al expresidente Álvaro Uribe por lo de los caballos, nos hicimos amigos y fue cuando me hizo la propuesta de que fuera candidato a la Gobernación. Yo no quería, duré mucho diciéndole que no, pero al final decidí meterme. Lo del Casanare fue algo muy atípico en el país, acá se sufrió mucho por la violencia. El departamento estaba dividido en dos bandos, en el cerro operaban las Farc y el Eln, y en la parte plana, los paramilitares. Era una línea divisoria completamente establecida, como dos repúblicas independientes. Después llegó Uribe a la Presidencia e implementó una ofensiva para liberar al Casanare de esos flagelos. Lo bueno es que la gente se ha concientizado y ahora nadie quiere alcahuetear ese tipo de situaciones”, contó el mismo Barrera en una entrevista con El Espectador, en julio de 2019, a pocos meses de terminar su mandato.
La suya fue la única gobernación que ganó el Centro Democrático en 2015. Sacó cerca de 85 mil votos. En ese entonces se dijo que su triunfo fue un batacazo a la clase política de un departamento que había visto pasar en las últimas dos décadas a más de una decena de mandatarios, que no pudieron terminar sus períodos por líos judiciales o disciplinarios. Al hacer un balance de su gestión, Barrera aseguró que salía con la frente en alto y que pudo demostrarles a los casanareños y al país que se puede gobernar bien, cumpliéndoles a los electores, pese a las dificultades.
“El secreto es Dios, a quien siempre pongo por delante. Fue difícil, encontramos un departamento absolutamente desordenado, con 1.180 alertas por malos procesos administrativos, que hemos logrado bajar a 53, de las cuales si mucho unas 20 se han dado en mi mandato. Nos dejaron una deuda de $127 mil millones, por la cual hemos tenido que responder, lo que implicó disminuir el presupuesto a un 17%. Pero logramos pagar esas deudas, además de las ambientales, de impuesto predial, por temas judiciales. También nos tocó terminar las obras inconclusas, algunas de más de 15 años, como el Parque del Agua, y hacer otras nuevas, como la nueva sede del SENA en Paz de Ariporo. Estamos en el proceso de recuperación de Unitrópico, la universidad de los casanereños, en la que se habían gastado casi $60 mil millones del departamento en una alianza con los privados, pero que por ley pasará a ser pública para beneficio de la gente. Hemos pagado las deudas y no hemos endeudado al Casanare”, detalló el entonces gobernador.
Esos logros a nivel regional son los que ahora quiere llevar a todo el país como presidente. Y siendo mandatario de los casanereños, el entonces gobierno de Juan Manuel Santos adelantaba el proceso de paz con las hoy desmovilizadas Farc. Esto pensaba Barrera al respecto: “Todos queremos que haya paz y que se arregle ese problema lo antes posible para que dejemos de matarnos entre los mismos colombianos, pero cuando uno ve tanto desorden, a las disidencias y otros grupos ilegales tratando de incursionar nuevamente, eso es lo que no gusta. Si las cosas se dan de buena manera, y respetando los derechos de la población civil, se podría decir que fue bueno”.
Como sucede con casi todos (por no decir todos) quienes ostentan algún cargo de elección popular en Colombia, los cuestionamientos tampoco le faltaron. En esa recta final de su mandato y en pleno fervor de la campaña electoral de 2019 para elegir autoridades regionales y locales, surgieron denuncias sobre los nombramientos que supuestamente habría hecho en la administración departamental, de familiares suyos, de su esposa o de su prima, la senadora Amanda Rocío González Rodríguez. Con un dato clave a tener en cuenta: Salomón Andrés Sanabria Chacón, esposo de su hermana Cielo, es decir, su cuñado, fue candidato del uribismo a sucederlo en la Gobernación.
“No he creado ninguna red de cargos de familiares. De pronto hay personas, hasta donde tengan la capacidad y la ley permita, que están en algunos cargos, pero no conozco de todo lo que están hablando. Lo que sí habría que ver es qué era el departamento 30 años atrás, cuando lo manejaba la misma familia y las mismas personas que ahora quieren volver al poder. Y sacan historias con el fin de dañar mi imagen. Todos sabemos cómo se ha transformado Casanare. Me entregaron un departamento embargado, quebrado, y con los peores índices en temas de salud, educación, gestión del riesgo y transparencia. Hoy se ve el cambio”, respondió a dichas acusaciones.
“No tengo ninguna investigación, ni en la Fiscalía, ni en la Procuraduría, ni en la Contraloría”, dijo Barrera, insistiendo en que todo se trataba de un juego sucio de quienes se sienten viudos del poder. Incluso en octubre de 2019, la Fiscalía tuvo que salir a desmentir una información que comenzó a circular sobre una supuesta orden de destitución del gobernador. “Somos uno de los departamentos mejor manejados del país y al no encontrar con qué atacarnos, tratan de buscar minucias (…) deberían mirar cómo lo hemos hecho, cómo hemos trabajado, qué hemos hecho por Casanare y ver los resultados. Era un departamento que había sufrido mucho en manos de las mismas personas que ahora quieren recuperar el poder perdido”, respondía en ese entonces Barrera, el ahora nuevo y sorpresivo precandidato presidencial del uribismo.