Por Ulahy Beltrán
De los errores se aprende pero cuando se actúa de manera inoportuna y de manera no pertinente, el aprendizaje basado en los errores resulta ser muy costoso y más si se trata de la salud y la vida de las personas. Esa es una de las conclusiones que resultan del informe del análisis hecho sobre el desarrollo de la pandemia de Covid-19 por parte de un panel independiente de expertos designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que fue publicado de manera reciente por la Organización de las Nacionales Unidas (ONU).
Para este panel de expertos, presidido por Helen Clark, ex-Primera Ministra de Nueva Zelandia, con la presencia de otras personalidades públicas como Ellen Johnson Sirleaf, ex-Presidenta de Liberia, sigue siendo vigente que “prevenir es mejor que curar”, sin embargo manifestaron preocupación que después de más de año y medio de esta pandemia, en caso que apareciera una pandemia generada por un nuevo virus altamente infeccioso, los países en el mundo seguirían sin estar preparados debidamente para enfrentar dicha circunstancia.
Según el reporte publicado del análisis, (titulado en inglés “Top COVID probe urges bold overhaul of pandemic prevention measures”), hubo dos hechos que fueron momentos inoportunos en el manejo inicial de la pandemia que hasta este momento ha generado más de 4 millones de decesos y ya son casi 186 millones de personas las que se han contagiado con el SARS-Cov-2 causante de la enfermedad Covid-19. La primera acción inoportuna corresponde al tiempo que transcurrió entre la detección del virus SARS-CoV-2 en China a finales de 2019 cuando se notificó un conglomerado de casos de neumonía a mediados de diciembre de ese año hasta la declaración de una Emergencia de Salud Pública de Importancia por la Organización Mundial de la Salud el 30 de enero de 2021. Según el panel de expertos ese tiempo transcurrido “fue demasiado largo”.
Y la otra inoportunidad a la que llaman en el reporte “el mes perdido”, es lo ocurrido en febrero de 2020 cuando muchos países podrían haber decidido acciones para bloquear la propagación del virus generador de la pandemia y de esa forma se hubiese podido “prevenir la catástrofe sanitaria, social y económica mundial que todavía persiste”.
De igual forma, los conformantes del panel concluyeron que las medidas de salud pública que aplicaron los diferentes países en el mundo tratando de controlar la propagación del virus fueron muy variadas, unas muy agresivas tratando de contener la pandemia mientras que otros se enfocaron solo a mitigar los peores impactos que se iban causando, evidenciándose que faltó y sigue faltando un enfoque armónico e integral en el que los países aplicaran medidas de salud públicas consistentes y de acuerdo con la situación epidemiológica de cada momento en cada lugar.
De igual forma, el documento expresa de manera enfática que los tomadores de decisión en cada país, es decir los jefes de Estado y de Gobierno, deben dirigir el combate contra este tipo de contingencias con un liderazgo que no se ha evidenciado en esta pandemia para poder minimizar las pérdidas en el frente de batalla.
Ante esa carencia de liderazgo técnico en quienes dirigen los países, la conclusión de los expertos independientes designados por la OMS, “el sistema actual es claramente inadecuado para evitar que otro patógeno nuevo y altamente infeccioso, que podría surgir en cualquier momento, provoque una pandemia”, se lee en el documento.
Según los expertos, la pandemia ha producido el trastorno de la sociedad, tiene en peligro a la población del mundo y ha aumentado las desigualdades ya existentes, denominándola “el Chernobyl del siglo XXI”, no por ser un accidente nuclear sino porque ha demostrado claramente la gravedad de la amenaza a la salud y bienestar de la humanidad, siendo aún más severo ese impacto en las personas que ya están marginadas y desfavorecidas, por lo que se considera a esta pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 “la peor crisis combinada de salud y socioeconómica en la memoria viva del mundo, y una catástrofe en todos los niveles”. Ante ese escenario, el panel propuso entre otras recomendaciones, una serie de reformas audaces y con visión de futuro, que incluyen establecer un Consejo Mundial sobre Amenazas para la Salud, establecer un nuevo sistema mundial de vigilancia basado en total transparencia, invertir ahora en la preparación nacional contra las pandemias y crear un mecanismo internacional de financiación frente a pandemias.
Como se nota, son reformas transformadoras que exigen del compromiso de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países y que ellos no pueden negarse a considerarlas pues la crisis provocada por la pandemia ha sido tan profunda y amplia que es responsabilidad de ellos transformar la manera en que el mundo se prepara y responde a las amenazas para la salud mundial.
De manera simultánea, para el panel designado por la OMS, el mundo debe reaccionar ante los altos niveles persistentes actuales de transmisión de SARSCoV-2, que continúan provocando un enorme número de casos y muertes, así como el desarrollo de variantes de virus, todo un compendio de circunstancias que está generando una carga intolerable a las sociedades y economías.
En ese sentido establece que la vacunación que actualmente se adelanta en el mundo, porsí sola no va a acabar con la actual pandemia, debiéndose complementarse con pruebas, rastreo de contactos, aislamiento, cuarentena, uso de tapabocas, distanciamiento físico, higiene de manos y comunicación efectiva con el público.
Tanto es así que el panel hizo un llamado a la comunidad internacional al a utilización de estrategias combinadas que se recomiendan para ponerle fin de a la pandemia o por lo menos para disminuir la propagación del virus entre las que estáncompartir vacunas y la suspensión de patentespara acordar la concesión voluntaria de licencias y la transferencia de tecnología. En síntesis, el mundo tiene que prepararse urgentemente para seguir combatiendo la actual pandemia con todas las estrategias posibles y válidas, incluyendo la aplicación de las medidas de salud pública de probada eficacia a la escala necesaria para frenar la propagación del virus, pero también debe rápidamente incursionar en las transformaciones que requieren los sistemas de salud para evitar que un futuro brote se convierta en una nueva pandemia. Como también lo plantea el panel, “si no es ahora, ¿entonces cuándo?”.