Por: Eduardo Verano de la Rosa
Artículo de opinión
La compañía Neurolink, propiedad del multimillonario Elon Musk, ha anunciado que las primeras pruebas de movimiento de un ratón en una pantalla gracias al implante “Telepatía” en un paciente cuadripléjico fueron exitosas.
Este dispositivo consiste en unos filamentos muy delgados que capturan las señales eléctricas del cerebro, las envían a un procesador que, a su vez, las remite al computador para producir el movimiento. A partir de ahí las posibilidades son infinitas.
¿Quién duda que en unos pocos años veamos caminando a nuestro lado a una persona cuadripléjica que controla su exoesqueleto con su mente? Eso es solo una de las aplicaciones impresionantes de la tecnología que estamos viendo y veremos en los próximos años en el área de la medicina.
Robot realizando operaciones complejas, inteligencia artificial para detectar enfermedades y sus posibles curas, trasplantes, órganos artificiales y un mundo de aplicaciones van a aumentar la expectativa de vida.
En la educación el impacto de la tecnología es transformador. La irrupción de la inteligencia artificial (IA) plantea muchos retos e interrogantes y solamente las sociedades que puedan leer adecuadamente el cambio que esto representa podrán sacar mejor provecho de las oportunidades que se pueden abrir.
La IA se compone de algoritmos muy poderosos capaces de leer y procesar grandes cantidades de datos y, a su vez, aprender de ellos mediante motores de inferencia. Esta tecnología está revolucionando las necesidades del recursos humanos de las empresas y por ende su formación, por eso, profesionales como diseñadores gráficos, escritores, guionistas y otros que hoy ven amenazados sus puestos de trabajo deberán potenciar sus habilidades mediante la combinación de sus saberes con el uso de estas nuevas herramientas, si no lo hacen serán reemplazados.
Los avances en materia tecnológica son y serán cada vez más impresionantes y acelerados, por eso es tan fundamental para las comunidades apropiarse de las nuevas herramientas, conocerlas, aprenderlas, manipularlas y disfrutarlas.
Pero la apropiación tecnológica por cuenta de los altos costos no está hoy al alcance de todos y la brecha de conocimiento y desarrollo se vuelve cada día más amplia entre las naciones que producen tecnologías, las que las consumen y las que no tienen acceso a ellas.
Hace 40 años la lista de Forbes de los más ricos del planeta estaba liderada por los jeques petroleros, hoy no aparece ninguno entre los 10 primeros, pero sí 7 compañías de las TIC. Para entonces la marca más valiosa era Exxon Mobil, hoy son Apple, Microsoft, Amazon, Google y Samsung. Esto es un claro indicador de cómo la economía mundial se ve impactada por las nuevas tecnologías.
Estas empresas multimillonarias tienen menos de 60 años y generaron riqueza en muy poco tiempo; Microsoft y Amazon nacieron en sendos garajes. También es importante destacar que el 80 % de ellas son gringas lo que indica que las condiciones para esos desarrollos en EE. UU. son las más favorables en el mundo.
Para nosotros lo mejor sería replicar el camino de los estadounidenses: conectividad a internet, formación intensiva en TIC, apoyo real a los emprendimientos y la creación de un ecosistema de tecnología e innovación que genere empleo, riqueza y bienestar para nuestras comunidades del Atlántico. ¡Ese es el reto y en eso estamos concentrados!