Por: Martha Villalba H.
Representante a la Cámara por el Atlántico
Un reciente informe de la ONU sobre seguridad alimentaria posicionó a Colombia entre los 20 países con mayor riesgo alimentario para el periodo de febrero y mayo del presente año. La polémica que ha generado este documento puso sobre la mesa el debate, y ha permitido observar las distintas posiciones al respecto.
Por esta razón, vale la pena revisar las cifras más actuales y oficiales sobre la materia, teniendo en cuenta además que el país se encuentra en un proceso de reactivación económica pospandemia.
Según la encuesta Pulso Social del DANE para diciembre del 2021, de un total de 7,9 millones de hogares de los cuales antes de la pandemia el 85,5% consumía tres comidas al día, actualmente solo el 69,1% puede comer aún tres comidas diarias. Es decir, alrededor de 15 millones de personas consumen 2 o menos comidas al día. Sin duda alguna, una cifra preocupante.
Estos datos pueden estar explicados por el impacto que la pandemia generó en el aumento del desempleo y en la disminución del ingreso de las personas más vulnerables, lo cual se refleja directamente en la posibilidad de acceder a los alimentos. Es decir, si bien en Colombia no hubo graves afectaciones a las cadenas de abastecimiento, el incremento de la pobreza monetaria y la pobreza extrema, consecuencia de los confinamientos obligatorios, hoy está imposibilitando una correcta alimentación y nutrición en millones de ciudadanos.
Ante este panorama, es prioritario que el Gobierno Nacional, en conjunto con los gobiernos departamentales y municipales, continúe y refuerce las estrategias al corto, mediano y largo plazo que se vienen implementado para mitigar el riesgo de inseguridad alimentaria. Especialmente, en lo que tiene que ver con la producción y disponibilidad de alimentos, la generación de accesibilidad física y económica de los alimentos y la promoción de prácticas alimentarias saludables.
De igual forma, se deben propender por estrategias y políticas encaminadas a fortalecer la capacidad adquisitiva de la población, y de esa forma a reducir las pobrezas monetaria y extrema. Se debe recuperar la senda que traía el país en materia de protección social y estabilización de los niveles de pobreza.
Programa de Alimentación Escolar – PAE
Un capítulo especial en este trabajo mancomunado que se debe poner en marcha para garantizar la seguridad alimentaria del país, tiene que ver con la correcta ejecución del Programa de Alimentación Escolar – PAE. Las cifras, de nuevo, no son alentadoras.
De acuerdo con la Contraloría General de la República, existieron incumplimientos y retrasos en la entrega de este programa durante el año 2021, y cerca de un millón y medio de estudiantes de todo el país se quedaron sin recibir raciones durante el año pasado.
Esta situación no puede continuar, y todos los entes de control y las entidades territoriales certificadas que tienen la ejecución del PAE, deben articular trabajo institucional para evitar corrupción e incumplimientos en la implementación del mismo.