Por: Eduardo Verano de la Rosa
Las preguntas obligadas en los medios académicos y políticos son: ¿Colombia necesita cambios sociales estructurales que permitan una sociedad más justa y equitativa?, ¿los cambios que propone el Gobierno nacional son los más adecuados?, ¿hemos sido bien gobernados?
Colombia siempre necesitará cambios sociales y por tanto se justifica promover las reformas necesarias que permitan adaptarse a las circunstancias globales cambiantes. Para lograrlo, el Gobierno debe focalizarse en obtener las mayorías en el Congreso de la República.
Y reitero: sí se deben promover las reformas necesarias, hacer negociaciones y lograr consensos. En el caso específico de la reforma de la salud no puede ser un negocio económico, es fundamental el control y garantizar la calidad en la prestación del servicio.
Solón, uno de los siete sabios de la Antigüedad, desarrolló una serie de argumentaciones y acciones sobre la teoría democrática.
Plutarco narra que cuando le preguntaron a Solón sobre si había promovido las mejores leyes, contestó: “sí”. Fueron las mejores que los atenienses pudieron tramitar; es decir, se harán siempre los cambios que la institucionalidad permita y los que la democracia pueda tramitar. Esas son las reglas de juego.
Hans Kelsen y Norberto Bobbio, teóricos de la democracia moderna y sus reglas de juego, comentan que todo se debe negociar para buscar la mayoría democrática en las instituciones y teniendo como marco los valores, principios y reglas del Estado de Derecho.
Hay reglas de juego a las que nos debemos someter para buscar consensos a través de la capacidad de negociación y así elaborar leyes más justas y que finalmente se puedan tramitar. No se trata solo de ser de izquierda o de derecha, hay que entender el país en el cual vivimos, las circunstancias políticas que lo rodean y las mayorías que se puedan consolidar.
En el momento de tramitar la reforma, muchas veces hay crisis que hacen que las transformaciones no se puedan realizar por falta de recursos y consensos. Finalmente, el desarrollo hay que financiarlo.
Entonces, ¿Qué podrá tramitarse y aprobarse en nuestro Congreso? Cuando el país votó por Petro y lo hizo su presidente, optó por el cambio, y él debe promover las transformaciones haciendo negociaciones con las mayorías para garantizar que su proyecto político tenga futuro, lo que implica que trate de consensuar con sus propuestas filosóficas de izquierda.
Para promover todas estas reformas debemos recordar que necesitamos proteger los “muros de la ciudad”, respetar la institucionalidad y tener presente que la democracia es la regla de la mayoría. No hay ni buena ni mala política, no hay buenos puros o malos. Hay que buscar consensos que permitan abrirnos hacia la modernidad, a construir una mejor sociedad y que las leyes sean entendidas por el pueblo, aceptadas y acatadas, de lo contrario, la ciudadanía se levantará contra las normas que no le convengan.
Muchas veces el bien común no es lo que indica el pragmatismo. Por lo tanto, lo sensato es la construcción de consensos con los nuevos mandatarios locales y los miembros del Congreso de la República, así el Gobierno Petro, que ya le quedan dos años y medio, en los cuales el país debe hacer un Gran Acuerdo Nacional, le permitirá avanzar en las reformas y en los procesos que más le convienen al mismo pueblo.