Por: Eduardo Verano de la Rosa
El objetivo más importante de la región Caribe y del país en materia de energía es buscar, de manera audaz, un futuro sostenible y próspero. Para lograrlo, debe construir un sector energético que impulse su desarrollo económico y social. Tenemos un enorme potencial en generación y transmisión con fuentes no convencionales de sol y vientos y, además, abundante gas natural.
También enfrentamos desafíos que requieren atención como la sostenibilidad financiera de las empresas Air-e y Afinia que está en estado crítico, un círculo vicioso de tarifas elevadas, deficiencias en la prestación del servicio y el consecuente desestimulo a los inversionistas por no ser un territorio altamente competitivo.
Hay una creciente demanda energética en el mundo, impulsada por la revolución tecnológica de la inteligencia artificial, los computadores cuánticos y los datacenter. Los pedidos se multiplicarán por lo menos tres veces.
La ubicación geográfica del Caribe le permite ser un HUB energético, pero hay que construirlo, hay que constituir la Gestora de Energía del Caribe, que será definitiva en el proceso de transición para impulsar proyectos de energía no renovable. Y también, por qué no, lograr la reunificación de las actividades de energía: generación, transmisión, distribución y comercialización. Estas fueron despedazadas cuando se acabó con Corelca y se crearon Urra, Gecelca, Transelca. Fuimos la única región del país que obedeció ciegamente la ley, errada en nuestro concepto.
La Gestora de Energía del Caribe debe convertir al norte del país en una potencia energética de talla mundial, que aproveche al máximo el “nearshoring” (cercanía con USA).
Es imperativo simplificar los dispendiosos trámites, especialmente los relacionados con el medio ambiente. ¿Cómo nuestros recursos naturales pueden apoyarnos para responder a todos estos desafíos del futuro energético? Tenemos que dar señales a los inversionistas que hoy no se presentan a las subastas porque no están motivados por tantas talanqueras.
El sector debe construir un sistema de transporte de energía, sin un esquema de transmisión adecuado no habrá transición. Los proyectos de gas toman seis años para desarrollarse y los petroleros siete. Entonces debemos tener nuestro inventario de iniciativas e impulsarlas.
Aún no hemos pasado del centralismo a la autonomía regional, a pesar de que fue definido en la Constitución Política de 1991. Llevamos 33 años de desobediencia.
La región Caribe no puede ser la zona más rica en recursos energéticos, pero con las tarifas más altas. Es incomprensible, es un imperativo crear la Gestora Energética del Caribe.
Clave una empresa de energía eléctrica similar a la de Bogotá, Medellín y Cali que permita la unidad del sistema en el Caribe y promueva la transición energética y los proyectos a gran escala de generación y de transmisión, también los de pequeña escala como las granjas municipales.
Sería bueno regresar al esquema Corelca que, en su momento, tuvo todas las responsabilidades de transmisión, generación, comercialización y se hicieron los más grandes proyectos regionales en esta materia. Todo lo que hoy tenemos fue construido precisamente por esa entidad, en momentos de mayor dificultad.
Hoy tenemos varias entidades despedazadas, sin fuerza institucional. ¡Revisemos, construyamos y avancemos!