Por: Eduardo Verano de la Rosa
Cuenta X: @veranodelarosa
Artículo de opinión
Importante el 2do. Congreso Regional de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo orientado hacia el Caribe colombiano en el que participaron 1.500 jueces y magistrados.
Se avanzó en asuntos como la actitud y pensamiento de los jueces en sus deliberaciones para administrar justicia, análisis del daño desde la perspectiva procesal, responsabilidad patrimonial del Estado y los enfoques de la jurisprudencia de las jurisdicciones administrativas desarrolladas por el Consejo de Estado.
A nivel internacional se hizo análisis de providencias y sentencias de diversos países. Hasta se abordó la institución del “palabrero” del pueblo indígena wayúu. Se estudió la evolución histórica de la Constituyente de 1991 y el ejemplo que podría representar para Panamá su inminente proceso de una nueva Carta Política.
Se dio especial énfasis a la parte humana para entender el rol del juez como humanista. Nada sustituye su sensibilidad, ni siquiera la modernísima inteligencia artificial.
Las decisiones del juez nunca deben ser arbitrarias, su actuación está llena de sacrificios. Un buen juez actuará bajo el imperio de la ley, imposible sustituir un correcto enfoque jurídico. La modernidad exige que sus veredictos sean libres de presiones y que guarden máximo respeto por las costumbres locales. Debe ser sesudo para pulir un criterio y así llegar a la mejor administración de justicia.
El juez no puede prejuzgar ni tener parcialidades. Sin embargo, en la realidad existen sesgos que afectan las decisiones.
Hay diferentes clases de sesgos: el afirmativo, que indica que el juez buscará todas las pruebas que apoyen su primera impresión al iniciar el análisis de un caso.
Tranquilidad y sabiduría para revisar conceptos que de pronto lo conduzcan a cambiar de opinión.
El análisis de los eventos que acompañan el estudio de cada caso son su mejor herramienta y aumentan la posibilidad de acierto.
El símil está en lo que ocurre en las subastas: inicia con un precio muy alto que marca una ruta y un ritmo de negociación.
Las evidencias posteriores siempre ponen en duda cualquier decisión porque todo se discute desde el principio, casi nada se controvierte al final cuando ya la gente está cansada de las argumentaciones.
La mente humana tiene dos grandes sistemas: uno intuitivo basado en la experiencia, en el conocimiento de casos anteriores y ahora hay gran disponibilidad de bases de datos que permiten ordenar este sistema intuitivo. También hay un segundo sistema: reflexivo y analítico, que entre más controles haya más se obliga a revisar con disciplina y orden.
Las decisiones que se toman en grupo, en tribunales, son mucho más audaces porque cada uno aporta su impulso especial y esa sumatoria de conocimientos y experiencias permiten una decisión más acertada. Además, tenemos el sesgo de nuestra propia experiencia. Hay sesgos de afinidad, no todos piensan como nosotros, juzgamos por la apariencia que muchas veces nos lleva al engaño.
También hay sesgos retrospectivos. El pasado ya pasó y no nos podemos dejar llevar por las evidencias que hubo en un momento determinado. El tiempo pasa y habrá que revisar la validez de muchas decisiones que se tomaron en el pasado. Por último, hay un sesgo del punto ciego, el que no ve lo que ocurre y se vuelve prisionero de su realidad.