Caso se centrará en si el expresidente puede ser enjuiciado por su papel en el asalto al Capitolio y su intento de revertir elecciones de 2020.
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha aceptado abordar la cuestión de la inmunidad presidencial en el caso del expresidente republicano Donald Trump, quien enfrenta acusaciones relacionadas con la interferencia en las elecciones de 2020. Según informa la cadena CNN, los argumentos orales se llevarán a cabo a finales de abril, marcando un hito crucial en el litigio legal en curso.
Trump había apelado anteriormente una decisión de un tribunal inferior que desestimó su inmunidad presidencial y ordenó que fuera enjuiciado por su presunto intento de revertir los resultados electorales de 2020, particularmente su papel en instigar el asalto al Capitolio. La máxima instancia judicial, compuesta en su mayoría por jueces conservadores, ahora se enfrenta a la tarea de determinar si Trump puede ser procesado por acciones realizadas durante su mandato.
El equipo legal del expresidente ha buscado retrasar cualquier proceso judicial en su contra, argumentando que una eventual victoria electoral de Trump podría otorgarle inmunidad y autoridad para descartar los cargos en su contra. La decisión del Supremo de revisar este caso representa un nuevo obstáculo en el proceso legal en Washington, que ya había sido aplazado anteriormente y ahora queda suspendido hasta que se tome una determinación.
Este no es el único frente legal que enfrenta Trump; otras acusaciones pendientes incluyen un juicio en Nueva York por presuntos pagos irregulares y otro en Florida por la supuesta retención ilegal de material clasificado. Además, se le acusa en Georgia de intentar subvertir los resultados electorales, aunque aún no se ha fijado una fecha para este proceso.
La reacción del expresidente ante la decisión del Tribunal Supremo fue de celebración. A través de su cuenta en Truth Social, Trump expresó su gratitud por la decisión y reafirmó su creencia en la necesidad de una inmunidad presidencial total, argumentando que un presidente debe tener la libertad de tomar decisiones sin temor a represalias.