Un tribunal de Estados Unidos sentenció este miércoles a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional a José Ibarra, un inmigrante venezolano de 26 años, por el brutal asesinato de Laken Riley, una joven estudiante de enfermería en Georgia. El caso, que conmocionó a la comunidad local, también desató un nuevo debate sobre la inmigración indocumentada en el país, siendo utilizado por Donald Trump como un argumento en su discurso contra la inmigración.
El juicio, que duró menos de una semana, culminó con una declaración de culpabilidad por parte del juez H. Patrick Haggard de la Corte Superior del condado de Athens, quien condenó a Ibarra por diez cargos criminales, entre ellos homicidio, secuestro, asalto agravado y manipulación de pruebas. Ibarra fue acusado de asesinar a Riley mediante golpes y asfixia, en un sendero cercano a la Universidad de Georgia, donde la joven estudiaba.
Mientras el juez dictaba el fallo, Ibarra escuchaba la sentencia a través de una intérprete, mientras los familiares de la víctima, entre ellos su madre, lloraban desconsolados en la sala. La condena ha cerrado un capítulo en este trágico caso, pero ha dejado una huella profunda en la comunidad.
El asesinato de Riley también provocó una rápida reacción legislativa en Georgia. Varios legisladores republicanos aprobaron una nueva ley que obliga a las autoridades locales a verificar el estatus migratorio de las personas detenidas y, en caso de ser indocumentadas, reportarlas al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Este caso no solo marcó un doloroso giro en la vida de la familia de Laken Riley, sino que también avivó el fuego de un debate político que sigue dividiendo al país sobre la inmigración ilegal.