El ministro de Salud de la República Checa fue destituido el miércoles, el tercero en perder el cargo en ese país desde el estallido de la pandemia.
El primer ministro Andrej Babis despidió al ministro Jan Blatny y lo reemplazó con Petr Arenberger, director del Hospital Vinohrady de la Universidad de Praga.
Babis había criticado reiteradamente a Blatny por la manera como manejó la pandemia; por ejemplo, al imponer condiciones estrictas para el uso de medicamentos experimentales contra el COVID-19.
Blatny también fue atacado por el propio presidente Milos Zeman, aliado de Babis y de reconocidas posiciones a favor de Rusia y China. El mes pasado, Zeman pidió a Babis despedir a Blatny por su negativa a usar la vacuna rusa Sputnik V debido a que no ha sido aprobada por la Agencia Europea de Medicamentos.
Zeman afirmó que había contactado a sus pares de Rusia, China e Israel y les había pedido ayuda para conseguir vacunas y que todos le respondieron afirmativamente.
Israel donó en febrero 5.000 vacunas de Moderna a la República Checa, nación que ahora usa la palabra Chequia como una versión abreviada de su nombre oficial.
“Desafortunadamente su predecesor bloqueó el proceso”, dijo Zeman a Arenberger en una ceremonia, en la que culpó a Blatny por las muertes de coronavirus ocurridas en el país.
Blatny desestimó tales críticas, afirmando que sólo permitiría el uso de vacunas que “Mis decisiones siempre se han basado en los datos y el análisis científico”, declaró Blatny.
Babis previamente había dicho que la vacuna rusa podría ser una alternativa para el país dada la lentitud de la entrega de las vacunas de la UE.
D.A.