La vacuna rusa, la primera registrada contra el nuevo coronavirus en el planeta, será producida en el sur de Brasil, a miles de kilómetros del país donde se desarrolló la inmunización.
Esto tras un acuerdo que suscribirá el Gobierno del estado de Paraná con Rusia, según informó este martes el director del Instituto de Tecnología de Paraná (Tecpar), Jorge Callado.
La decisión fue anunciada horas después de que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, informara que su país ha logrado ser el primero en el mundo en registrar una vacuna contra el patógeno, pese al recelo de la comunidad científica por la velocidad de los ensayos y la opacidad de los datos.
El gobernador del estado de Paraná, Ratinho Junior, tiene previsto reunirse este miércoles con el embajador de Rusia en Brasil, Serguei Akopov, para abordar el acuerdo de cooperación técnica para la producción la vacuna, bautizada como Sputnik V.
Las conversaciones entre Paraná y Rusia ya estaban en marcha desde julio, cuando las autoridades del sureño estado entregaron un protocolo de intenciones al embajador ruso para la fabricación del fármaco, el cual fue aprobado sin haber completado todos los ensayos previstos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió con cautela la noticia y señaló que la vacuna rusa, como el resto de las que se desarrollan, deberá seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo.
Pese al recelo internacional, Putin indicó que tiene conocimiento de que la vacuna registrada hoy en el Ministerio de Sanidad de Rusia es «suficientemente eficaz, crea una inmunidad estable» y «ha superado todas la verificaciones necesarias».
Reveló incluso que una de sus hijas participó en los ensayos clínicos de la vacuna, elaborada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.
Brasil, el segundo país del mundo más afectado por el coronavirus, ya ha comenzado a testar en voluntarios la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford junto con el grupo farmacéutico británico AstraZeneca, así como la fabricada por el laboratorio chino Sinovac Biotech.
Una de las razones de la elección del país como centro de pruebas y producción de las vacunas es el elevado número de contagios registrados en los últimos cinco meses.
Brasil sobrepasó el pasado sábado la sombría marca de las 100.000 muertes, con una media de 1.000 decesos diarios desde finales de mayo, y los 3 millones de casos por coronavirus, aunque las cifras de contagios podrían ser hasta diez veces mayores, según algunos estudios, debido a la elevada subnotificación.