Estado Islámico ha reivindicado los atentados perpetrados este jueves en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul y que se han cobrado la vida de al menos 60 civiles afganos y doce militares estadounidenses, según el último balance.
El grupo ha publicado un mensaje a través de su agencia de noticias afín, Amaq, en el que relata que un suicida al que identifica detonó un chaleco explosivo cuando se encontraba cerca de ciudadanos afganos y de militares estadounidenses.
Con los talibán ya prácticamente al mando del país, la principal amenaza ahora deriva de Estado Islámico, que se hace llamar en Afganistán Estado Islámico Provincia de Jorasán. El nombre alude a una región histórica que a día de hoy se reparte entre Afganistán y Pakistán y su objetivo es compartido con otras organizaciones afines: imponer una estricto régimen bajo la ‘sharia’ o ley islámica.
El grupo, surgido en enero de 2015, se nutre de una amalgama de talibán afganos y paquistaníes. Sus doctrinas son incluso más duras con los talibán, a los que consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz sellado en febrero de 2020 con el entonces Gobierno de Estados Unidos, encabezado por el Donald Trump, punto de partida del repliegue extranjero.
En los últimos años, Estado Islámico Provincia de Jorasán ha sufrido varias derrotas militares y la detención de algunos de sus principales líderes, pero ha terminado creciendo al albor del caos en que se ha visto sumido Afganistán y ha seguido perpetrando atentados, también en Kabul. Entre sus objetivos figuran desde autoridades locales y fuerzas extranjeras.