Un poco más de 1,3 millones de personas han fallecido en el planeta por el nuevo coronavirus, enfermedad que avanza de manera implacable en los Estados Unidos, donde la ciudad de Nueva York se prepara este sábado para cerrar las escuelas, mientras una Europa reconfinada muestra una ligera mejora de la pandemia.
Al menos 1’305.039 muertes y 53,4 millones de casos de nuevo coronavirus, han sido declaradas en el mundo, según un recuento realizado por la AFP a partir de fuentes oficiales el sábado.
Mientras Europa aumenta restricciones, América Latina y el Caribe, que acumula casi 421.00 fallecidos y roza los 12 millones de contagios, inició recientemente el levantamiento progresivo de medidas en algunos países, como Chile, que ha anunciado la reapertura de su frontera a extranjeros tras ocho meses de cierre.
El número de contagios en el resto de continentes sigue aumentando, salvo en Oceanía. Pero es sobre todo en Estados Unidos donde la situación es más alarmante: cerca de una de cada cinco muertes ha tenido lugar en este país, el más enlutado del mundo con 244.364 muertos de más de 10,7 millones de casos.
En Nueva York, la ciudad estadounidense más afectada durante la primavera boreal, el número de test positivos –que permaneció un tiempo cerca del 1%– aumenta ahora diariamente y el viernes superó, por primera vez, el umbral crítico del 3%.
El alcalde Bill de Blasio, que a finales de septiembre reabrió las escuelas públicas siguiendo un modelo semipresencial, instó a los padres de alumnos a “prepararse” para su cierre el lunes.
Sin confinamiento a la vista
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ya había anunciado el cierre de bares y restaurantes, una medida generalmente bien aceptada en “la ciudad que nunca duerme”, donde el desconfinamiento ha sido muy paulatino.
Con más de 23.000 muertos registrados en la metrópolis, aún está muy vivo el recuerdo de los camiones morgue y las tiendas erigidas delante de los hospitales en marzo y abril.
“Tendremos que cerrar todo”, advirtió el viernes Michael Mina, epidemiólogo de Harvard. “Y si no cerramos todo o buscamos alguna otra salida, la festividad de Acción de Gracias conducirá a otra explosión masiva de casos”.
Pero Donald Trump, en su primera intervención pública desde el anuncio de su derrota hace una semana -que sigue negándose a reconocer-, descartó firmemente esta posibilidad.
“Pase lo que pase en el futuro (…) esta administración no impondrá confinamiento”, dijo el presidente republicano. En cambio, prometió que la distribución de las primeras dosis de una vacuna para las personas en situación de riesgo era “cuestión de semanas”.
Este repunte de casos de covid-19 en Estados Unidos amenaza además el crecimiento de la mayor economía mundial, que corre el riesgo de sufrir otro revés.
El covid-19 “todavía determina el curso de la economía”, estimó la economista Diane Swonk de la consultora Grant Thornton, en un análisis.
Pacientes atendidos en sus vehículos
Con 284.000 nuevos casos diarios, Europa sigue siendo la región que registra la mayor progresión, incluso si los nuevos contagios parecen ahora haberse estabilizado (+1%).
Las restricciones se siguen multiplicando en el Viejo Continente, como en Grecia que anunció el sábado el cierre de escuelas primarias y guarderías, o en Portugal donde el sábado el toque de queda en vigor, entre las 23H00 y las 05H00 entre semana, pasó a adelantarse a la 13H00 los dos próximos fines de semana.
Las autoridades de casi todos los países descartan la idea de suavizar las medidas impuestas.
Francia, uno de los epicentros de la segunda ola en Europa (932 muertos en las últimas 24 horas), constata también una desaceleración de contagios, pero aún es demasiado “frágil” para relajar las restricciones el 1 de diciembre, señaló el gobierno. Las unidades de cuidados intensivos están ocupadas a un 95% y el “pico” de esta ola no se ha alcanzado.
El primer ministro Jean Castex indicó que el gobierno trabaja en “reglas” para el país hasta la llegada de una vacuna, en una entrevista el sábado en el diario Le Monde.
Pero las restricciones crean rechazo sobre todo en el sector de bares y restaurantes, que anunciaron que llevarán ante la justicia la decisión gubernamental de cerrar sus establecimientos durante el reconfinamiento.
En Italia, donde cerca de la mitad de los italianos están en confinamiento parcial, la situación se agrava. En la región de Nápoles, declarada “zona roja”, como la Toscana, los hospitales están desbordados: a veces se atiende a los pacientes directamente en sus vehículos o en las ambulancias.
Pese a las señales de una ralentización del virus en Alemania, la canciller Angela Merkel estimó que la epidemia va a “ocuparnos todo el invierno”.
En medio del optimismo por las noticias prometedoras de una vacuna contra el covid-19, la desconfianza de la población hacia la inmunización podría socavar el producto más eficaz, advirtió la división de inmunización de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tras el anuncio de Pfizer y BioNTech del desarrollo de una vacuna “eficaz en un 90%”, queda por saber si los países pobres tendrán acceso al producto. El director de la OMS llamó a que cualquier “avance científico” beneficie a todos los países rápidamente.