Durante muchos días el empresario Jarcedi Hahn acudía cada mañana y se queda durante el día fuera del Hospital Metropolitano en Várzea Grande, Brasil, para esperar la recuperación de su esposa hospitalizada por COVID.
El hombre se instaló con dos sillas a las afueras del centro de salud. Mientras se sentaba una silla pacientemente, la otra la llevó para su esposa, Cristiane Fagundes Hahn.
De acuerdo a la información publicada en medios de ese país, la mujer fue ingresada el pasado 11 de julio.
En un momento, Cristiane, de 42 años, llegó a mejorar. Incluso llegó a ser extubada, pero luego presentó un retroceso en su estado de salud y debió ser intubada nuevamente.
La desgracia llegó el pasado miércoles 4 de agosto para visitarla, pero por desgracia ya había sucumbido ante el virus, refiere La Cuarta sobre el triste desenlace.
¿Por qué las sillas?
Antes de que muriera, el esposo de Cristiane explicó la razón de la silla vacía junto a la suya. “Todas las mañanas, nos levantábamos temprano antes de trabajar y hacíamos algunas tareas del hogar y nos sentábamos a tomar un chimarrão (mate), a hablar del día, lo que se haría, planeábamos algunas cosas y esta silla es para representar eso”, dijo el hombre.
Continuó su reflexión y contó: “Es una forma de recordarla, siento que está aquí. Voy a dejar la silla vacía hasta el día en que ella venga y volver a sentarme aquí para tomar un chimarrão”.
Otra curiosa situación se vivió con el proceso de vacunación del hombre que estaba pautado para esa misma semana.
Para no tener que regresar a la ciudad y para que pudiera seguir allí, esperando, el Ayuntamiento de Sapezal tuvo un gesto y le hizo llegar la inoculación hasta el hospital.