La pandemia más grave de la historia fuera causada por un brote del virus influenza A del subtipo H1N1, al que se le conoció popularmente como la gripe española y comenzó a causar contagios y muertes desde el año 1918.
A la gripe española se le denomina como la madre de todas las pandemias, dado que causó a nivel mundial 50 millones de muertes y el contagio de al menos 600 millones de personas, equivalente a la tercera parte de la población del planeta en ese entonces.
La tasa de mortalidad de esta devastadora pandemia fue más alta entre personas menores de 5 años, entre 20 y 40 años y también en los mayores de 65 años.
Aunque no se conoce muy bien el origen de esa pandemia, algunas teorías aseguran que empezó en Francia en 1916 ó en China en 1917, también algunas teorías ubican su aparición en la base militar de Fort Riley, en los Estados Unidos, donde se documentan los primeros casos el 4 de marzo de 1918.
Se le llamó “gripe española”, no porque se haya originado en la península ibérica, sino que por la naturaleza de España de país neutral en el marco de la Primera Guerra Mundial, este no censuró la información sobre la enfermedad y revelaba de manera continua informes sobre el número de contagiados y fallecidos, lo que llevó a que la gente relacionara los casos solo con España y le pusiera a la pandemia el remoquete de “gripa española”.
España según cifras oficiales fue golpeada de manera brutal por la pandemia, dejando un saldo fatal de 300 mil fallecidos y alrededor de 8 millones de contagios.
A diferencia de la actual pandemia del coronavirus, donde existen múltiples equipos científicos desarrollando prototipos de vacunas para combatirlo, en ese momento la medicina no contaba con muchas herramientas para enfrentar el duro embate de la gripe española, al punto que, la mayoría de personas fallecieron a causa de una neumonía bacteriana secundaria, pues no había antibióticos.
El efecto de “oleadas” o rebrote
La gripe española duró 2 años, en 3 oleadas de contagios y dejó unos 50 millones de fallecimientos, la mayoría de las muertes ocurrieron durante la segunda ola de contaminación o rebrote.
La población toleró tan mal las medidas de cuarentena y distanciamiento social que cuando se realizó la primera liberación pública, la población comenzó a regocijarse en las calles, abandonando todas las medidas cautelares aprendidas.
En las siguientes semanas, la segunda ola de contaminación llegó con millones de muertes.
Los sistemas de sanidad volvieron a colapsar y los gobiernos del mundo tuvieron que regresar a las medidas extremas de confinamiento, generando pánico entre la población.
Todos los documentos históricos de la gripe española relacionan los casos de rebrote o segunda y tercera oleada, con el relajamiento de las medidas de precaución por parte de las personas y la realización de eventos masivos, fiestas patronales y reuniones cuando todavía la pandemia no había pasado.
En el libro Historia de las Epidemias, su autor José Luís Betrán, señala por ejemplo, que después de la celebración de las fiestas patronales en Becedas, España, 800 personas resultaron contagiadas.
No en vano varios tratadistas coinciden en señalar que el periodo de desmonte de las medidas restrictivas por parte de los gobiernos, son a su vez, la temporada donde la gente suele relajarse y confundir el regreso a las actividades en medio de la pandemia con el regreso a la normalidad y terminan “bajando la guardia”, frente a un enemigo que no se ha eliminado.