La Fiscalía de Kenia acusó hoy a Paul Mackenzie, líder de la secta que presuntamente persuadió a unas 430 personas a ayunar hasta morir para encontrase con Jesucristo, del asesinato de 191 niños cuyos cadáveres se encontraron enterrados el año pasado en un bosque del sur del país.
La acusación también incluía a otros 29 presuntos socios de Mackenzie, que negaron sus cargos ante la jueza del Tribunal Superior de la ciudad costera de Malindi, Mugure Thande.
Uno de ellos, además, se declaró no apto para encarar un juicio por ser “mentalmente inestable”.
Esta es la tercera vez que las autoridades kenianas presentan cargos contra los presuntos responsables de la secta de Mackenzie, que ya se enfrentan a acusaciones de terrorismo y homicidio involuntario de al menos 238 personas.
Mackenzie es el presunto responsable de la conocida como “masacre de Shakahola”, en referencia al nombre del bosque del condado costero de Kilifi donde las autoridades hallaron en fosas comunes y tumbas la mayoría de los cerca de 430 cadáveres de su seguidores, muchos de ellos niños.