Inundaciones repentinas que convirtieron apartamentos en bajos y sótanos en trampas letales, el metro anegado e inutilizado, carreteras que parecían ríos, tornados, destrucción y parálisis, 150.000 hogares sin luz y cientos de vuelos cancelados… El huracán ‘Ida’, que el fin de semana golpeó Luisiana y Misisipí, llegó al noreste de Estados Unidos el miércoles por la noche degradado ya a tormenta tropical pero con una fuerza que azotó a Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut y Pensilvania. Lo hizo con una furia que los expertos no habían previsto y para la que las autoridades no se habían preparado y con al menos 43 fallecidos, incluyendo 23 en Nueva Jersey, ha dejado el rastro de daños y muerte más grave desde que el huracán Sandy golpeó en 2012.
Solo en la ciudad de Nueva York, que por primera vez en su historia declaró una emergencia por inundaciones repentinas, han muerto al menos 13 personas según la última información facilitada por el alcalde Bill de Blasio.
Sótanos inhabitables
Al menos 11 de los muertos en Nueva York han fallecido ahogados en casas en sótanos, la inmensa mayoría en el barrio de Queens. Este tipo de residencias, en muchos casos ilegales, son muy comunes entre gente de clase trabajadora e inmigrantes en una ciudad de precios inmobiliarios por las nubes y una de las que no tenía permiso de habitabilidad era en la que residía una de las familias de fallecidos, donde murieron una pareja y su hijo de dos años.
Con los aeropuertos dando pasos para volver a la normalidad tras la cancelación de cientos de vuelos, Nueva York amanecía también sin poder contar prácticamente con el servicio de metro y trenes de cercanías, que ya tuvo que ser suspendido por la noche. Quedo inutilizado a causa de unas lluvias torrenciales históricas que batieron todos los récords y llegaron a alcanzar los 80 litros por hora. Las marcas se batían solo dos semanas después de que lo hubieran hecho también las lluvias dejadas por otra tormenta, ‘Henri’. Como recordaba el presidente Joe Biden, que este viernes viaja a Luisiana y ha prometido ayuda federal para todos los afectados por ‘Ida’, la descarga neoyorquina, que duró 12 horas, representó la misma cantidad de lluvia que habitualmente se registra en todo el mes de septiembre.
El cambio climático
La cercanía de los fenómenos extremos y el golpe especialmente brutal del ‘Ida’ llevaba a las autoridades neoyorquinas este jueves a señalar sin rodeos al impacto del cambio climático y a interpretar lo sucedido como “el mayor toque de atención” sobre la nueva realidad de “tormentas repentinas y brutales”, según dijo en una rueda de prensa en Queens el alcalde Bill de Blasio, que no escatimó alguna crítica a la previsiones de los expertos que se vieron superadas.
“Por el cambio climático desafortunadamente esto es algo con lo que vamos a tener que lidiar con gran regularidad”, subrayaba en la misma comparecencia la nueva gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul. “ Esto ha dejado de ser inusual. No creo ya a nadie que diga que sucede una vez cada 100 años, o cada 500. No son ya más cataclismos que no podamos prever, necesitamos hacerlo y dar pasos para estar preparados”, dijo, apuntando entre otras necesidades a la urgencia de implementar planes de evacuación o establecer mejores comunicaciones con los ciudadanos en situaciones de emergencia.