Se trata de un caso de abuso por parte de una madre con sus niñas de 10 y 11 años, a quienes tocacaba, grababa y vendía en contenido de los videos a sus vecinos.
De esta manera fue como con los videos con tocamientos, sumados al testimonio de las mismas víctimas, sirvieron como material probatorio para que un juez decidiera condenar a 32 años de cárcel a una mujer de Chiriguaná, Cesar , que sometía sexualmente a sus propias hijas, quienes para la época de los hechos tenían 10 y 11 años.
La mujer, que finalmente aceptó lo que había hecho, vendía los videos que les filmaba a sus hijas como pornografía infantil entre sus vecinos del pueblo, pero quedó al descubierto cuando, por error, le envío una de estas grabaciones al mismo papá de las niñas, quien de inmediato la denunció ante las autoridades.
“La Fiscalía tuvo acceso a por lo menos dos videos, en los que se ve a las niñas sometidas a estos vejámenes sexuales, pero al parecer, esta era una conducta que venía siendo ejecutada con anterioridad, es decir, existían muchos más videos“, informó Andrés Palencia, director de Fiscalía en Cesar.
“Ella comercializaba esto por Whatsapp, entre personas ahí de Chiriguaná, pero por supuesto creemos que los videos pudieron haber llegado a diversas partes del país y que estén, incluso, rondando por fuera de las fronteras nacionales por la facilidad con la que pueden compartirse”, agregó.
Por el perfil de esta mujer, ella podría ser trasladada a la cárcel de alta y mediana seguridad de Valledupar, conocida como La Tramacúa, para pagar su condena junto a violadores como Luis Alfredo Garavito.
Las niñas, mientras tanto, permanecen junto a su familia paterna, ya que la patria potestad le fue otorgada a su padre.