La explosión ocurrió cerca de la residencia de un político local donde descansaban unos policías.
Al menos 21 personas murieron y cerca de 100 resultaron heridas el viernes tras la explosión de un carro bomba en el este de Afganistán, en pleno Ramadán, un ataque que el presidente Ashraf Ghani achacó a los talibanes.
El ataque se produjo además en la víspera del inicio oficial de la retirada de las tropas estadounidenses del país.
El atentado tuvo lugar en una hostería en Pul-e-Alam, la capital de la provincia de Logar, donde se alojaban numerosas personas, entre ellas estudiantes, cuando la gente estaba rompiendo el ayuno en el mes sagrado del Ramadán.
Un portavoz del Ministerio de Interior, Tariq Arian, estableció el saldo en 21 muertos y al menos 91 heridos, tras estimaciones iniciales inferiores.
El vocero indicó que la explosión causó daños en la zona, incluyendo un hospital y viviendas.
“Los tejados de las casas se derrumbaron y la gente está atrapada entre los restos”, dijo a la prensa.
Según él, entre las víctimas figuran estudiantes universitarios que se alojaban en el edificio, y doctores y pacientes del hospital.
Tres personas fueron rescatadas de entre los escombros.
Los heridos fueron trasladados a hospitales en Kabul, informó Samat Gul, jefe del departamento de Salud de Logar, a causa de los daños en el centro sanitario de la zona.
Ghani declaró que el ataque era obra de los rebeldes talibanes, que “han mostrado una vez más no solamente que no tienen la voluntad de resolver la crisis actual de forma pacífica, sino que además están complicando la situación y perdiendo oportunidades para la paz”.
Los talibanes no reaccionaron por el momento.
El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que todas las tropas de su país estarán fuera de Afganistán antes del 11 de septiembre, fecha en que se cumplen 20 años de los atentados en Estados Unidos, que significaron el inicio de la intervención en el país asiático.
A medida que avanza la retirada de las 2.500 tropas estadounidenses, el nivel de violencia aumenta.
Los esfuerzos diplomáticos para lograr un acuerdo de paz entre las partes han fracasado.
Los incidentes entre talibanes y fuerzas de seguridad son constantes, y las bajas civiles son abundantes.
El ambiente se degrada en todo el país, y este viernes, decenas de afganos que trabajaron como intérpretes para el ejército estadounidense expresaron su temor a ser atacados por los talibanes cuando Estados Unidos abandone su país, e instaron a Washington a no dejarlos atrás.
Estos intérpretes se reunieron en un barrio de Kabul después de la oración del viernes.
“Lo principal que pedimos es que nos lleven a Estados Unidos. Eso es lo que nos prometieron”, dijo Mohamad Shoaib Walizada, un intérprete afgano que trabajó para el ejército estadounidense en operaciones de combate entre 2009 y 2013.
Por otro lado, los ataques fratricidas en el seno del ejército afgano dieron un brusco salto en el primer trimestre del año, en un 82%. De acuerdo con cifras de la coalición internacional liderada por Washington, y citadas en un informe, 115 militares afganos fueron asesinados y 39 resultaron heridos en 31 ataques intestinos en los primeros tres meses del año.
D.A.