Sin duda, una de las variables más volátiles este año ha sido la Tasa Representativa del Mercado (TRM).
El precio del dólar ha venido fluctuando de manera agresiva hasta llegar a su máximo histórico de $4.627.46, aunque continúa con su volatilidad y casi todos los sectores se preguntan hacia dónde va este año.
Los coletazos de la guerra en Ucrania, la alta inflación en los Estados Unidos aunada a un riesgo de recesión y la inminente subida de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED), sumada al miedo infundado de una parte del mercado por los resultados electorales en el país, han hecho que la divisa transite por una montaña rusa.
Aunque el gobierno entrante ha salido a calmar las aguas, es posible que la moneda no llegue a niveles tan bajos como los que presentó antes de pandemia, o incluso los que se vieron con el inicio de la reactivación económica, que bordearon los $3.600.
Es por eso que los analistas prevén que al cierre de año se situará en $4.200, lo que significa un importante aumento en las expectativas, si se compara con el mes anterior cuando se esperaba una tasa de cambio de $3.820, según la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo.
“Los $4.100 o $4.200 podrían ser factibles, pero una vez arranque el nuevo Gobierno va a haber una serie de reformas que empezarán a ser discutidas y eso toma tiempo. Con esa discusión también habrá volatilidad y le va a poner un piso al dólar; y mientras no haya total claridad, va a ser difícil verlo por debajo de $4.000”, explicó Daniel Velandia, director de investigaciones económicas de Credicorp Capital.
Factores externos
Para el equipo de investigaciones económicas de Bancolombia, la subida del dólar se debe principalmente a factores externos. “En lo corrido de julio la tasa de cambio se ha visto sometida a un contexto de volatilidad particularmente elevado. Esto llevó a que la Tasa Representativa del Mercado (TRM) marcara nuevos máximos históricos consecutivamente desde el 4 de julio, superando así la referencia de $4.154 registrada el 20 de marzo de 2020 y dejando un nuevo máximo de $4.627 el pasado 13 de julio”, explican.
Este movimiento prendió las alarmas por el impacto financiero que representa para muchas empresas y hogares, llevando a una situación macroeconómica más desafiante, sobre todo en la medida que se puede sumar como un factor de presión adicional sobre los precios en medio del contexto inflacionario más retador para el país en lo que va del presente siglo.
“Ahora bien, es valioso resaltar que, además de lo que ya se ha hecho evidente con la corrección de los últimos días, la situación macroeconómica del país no es coherente con esos registros tan elevados de tasa de cambio. Una situación como la vivida entre el 4 y el 13 de julio, si bien no es descartable que se pueda repetir ante ciertas circunstancias en el corto plazo, fue resultado de la combinación de un contexto internacional particularmente turbulento con la incertidumbre que prevalece respecto al futuro manejo de la política económica que hará el gobierno electo en Colombia durante los próximos años”, sostienen los expertos.