Por: Jorge Vergara Carbó
Uno de los temas centrales de la reciente Asamblea del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional en octubre de este año, en la ciudad de Washington fue el de los productos básicos incluyendo los precios del petróleo y el de los alimentos.
Los funcionarios del banco Mundial presentaron el documento “Perspectivas de los mercados de productos básicos” en el cual sostiene que los productos básicos caerán en el año 2025, y seguirán cayendo en el 2026. La inflación que vivimos en pospandemia , que en el caso de Colombia llegó a niveles del 13.12%, en el año 2022, ha venido cediendo más lentamente que en Los Estados Unidos que del 7%, cerrará el 2024, con un IPC de 2.6%, y la Zona Europea que de una tasa del 9.2%, en el año 2022, que fu el año critico para todo el mundo, debido a la guerra Ucrania-Rusia que afecto a todo el mundo y en materia de combustible a la Zona Europea. En cambio, Colombia la inflación ha bajado, pero se mantiene por encima de la meta objetivo fijada por la Junta directiva dl Banco de la República, que la ha fijado entre el 3% y 2%.
De acuerdo a las proyecciones que se tienen, en el siguiente cuadro mostramos el posible comportamiento del IPC en los principales países del mundo. Cuadro que esta de acuerdo con los que esta previniendo el Banco Mundial para los dos próximos años.
Previsión del IPC 2024, 2025 y 2026 por países
Estimaciones IPC | 2024 est. | 2025 est. |
IPC España | 3,1 | 2,3 |
IPC Eurozona | 2,6 | 2,1 |
IPC Portugal | 2,6 | 2,2 |
IPC EE. UU. | 2,6 | 2,4 |
IPC R. Unido | 2,5 | 2,3 |
IPC Irlanda | 2,0 | 2,0 |
IPC Suiza | 1,3 | 1,3 |
IPC Japón | 2,5 | 1,8 |
IPC China | 0,9 | 1,6 |
IPC India | 4,7 | 4,5 |
IPC Brasil | 4,4 | 4,0 |
No hay duda, que existe consenso en el mundo entero, que uno de los enemigos a atacar es la inflación, dado que para poder controlarla los bancos centrales han tenido que aplicar una política monetaria restrictiva que ha frenado el crecimiento económico, con las consecuencias que ello implica, como aumento del desempleo y por ende de la pobreza. Un costo alto que pagamos en el mundo, por supuesto con consecuencias diferentes.
Pero llegó el cambio, y ello implica medidas diferentes por la banca central, cuyo ejemplo lo ha empezado a dar la FED, disminuyendo la tasa de interés interbancaria, medida que ha sido seguida por el resto del mundo, lo que lleva a demostrar que la política monetaria de USA, es la que a ala larga termina fijando la política monetaria del reto del mundo.
En nuestro país, tenemos que ser responsable en el manejo económico, hasta la fecha el gobierno del presidente Gustavo Petro le ha mandado señales claras al mundo financiero, respetando la Regla Fiscal y tratando de disminuir un déficit fiscal y de cuenta corriente que no se gesto en su gobierno, sino que vine heredado de gobiernos anteriores.
Decisiones, que evitaron caer en una recesión, como lo vaticinaban sus contradictores, y nos ha permitido crecer lentamente como en el 2023, con un 0.7% del PIB, pero que este año vamos a crecer al 1.8%, y el año entrante a un 2.5%, o más, acompañado de una inflación del 5%, y una tasa de desempleo cercana al 10%. Esta senda del crecimiento si bien, no es la mejor, crecemos que es lo importante
Para una mayor ilustración anexo los principales comentarios del estudio del Banco M Mundial, para que ustedes tengan mayor claridad de lo que va a acontecer con los precios de los productos básicos en los dos próximos años.
Se prevé que el próximo año la oferta mundial de petróleo supere la demanda en un promedio de 1,2 millones de barriles diarios, un excedente que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres derivados de la pandemia en 2020 y durante el colapso de los precios del petróleo, en 1998. Este nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China, donde la demanda de petróleo se ha estancado prácticamente desde 2023 como consecuencia de la desaceleración de la producción industrial y el aumento de las ventas de vehículos eléctricos y de camiones propulsados a gas natural licuado. Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo o de sus aliados (OPEP+) aumenten su producción de petróleo. La propia OPEP+ mantiene una importante capacidad de reserva, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia, en 2019.
Se prevé que, entre 2024 y 2026, los precios mundiales de los productos básicos se desplomarán casi un 10 %. En el caso de los alimentos, caerán un 9 % este año y un 4 % adicional en 2025 antes de estabilizarse. De todos modos, sus valores seguirían casi un 25 % por encima del nivel promedio registrado entre 2015 y 2019. Por su parte, los precios de la energía caerán según las previsiones un 6 % en 2025 y otro 2 % en 2026. La baja de los precios de los alimentos y la energía debería facilitar a los bancos centrales el control de la inflación. Sin embargo, una escalada de los conflictos armados podría complicar esos esfuerzos al interrumpir el suministro de energía y hacer subir los precios de los alimentos y la energía.
“La caída de los precios de los productos básicos y la mejora de las condiciones de la oferta pueden servir como factor de amortiguación frente a las crisis geopolíticas”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial. “Pero no lograrán aliviar las penurias que generarán los altos precios de los alimentos en los países en desarrollo, donde la inflación de esos precios duplica la de las economías avanzadas. Los precios altos, los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y otras perturbaciones han provocado que más de 725 millones de personas sufrieran inseguridad alimentaria en 2024”.
Durante el último año, el conflicto en Oriente Medio ha provocado una considerable volatilidad en los precios del petróleo, en particular debido a la preocupación por los daños que podría sufrir la infraestructura de petróleo y gas de los principales productores de productos básicos si el conflicto se intensificara. Si esto no sucede, se espera que el precio promedio anual del crudo Brent caiga de los USD 80 por barril registrados este año a los USD 73 en 2025, su valor mínimo en los últimos cuatro años.
Pero en el informe también se evalúa lo que podría suceder si el conflicto se intensificara, y específicamente, si resultara en una reducción del suministro mundial de petróleo del 2 %, o 2 millones de barriles por día para fines de este año. Esto supondría una interrupción de una escala similar a la que se generó con la guerra civil de Libia en 2011 y con la guerra de Irak en 2003. Si se produjera una perturbación similar, los precios del Brent aumentarían bruscamente en un principio hasta alcanzar un máximo de USD 92 el barril. Sin embargo, los productores de petróleo que no se vean afectados por el conflicto podrían responder rápidamente incrementando la producción. En consecuencia, el alza de los precios podría durar relativamente poco, con un promedio de USD 84 el barril en 2025. Ese valor, de todos modos, se ubicaría un 15 % por encima del pronóstico de referencia para 2025, pero sería solo un 5 % más alto que el promedio de 2024.
“La buena noticia es que la economía mundial parece estar mucho mejor preparada que antes para hacer frente a una crisis petrolera importante”, dijo Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial. “Esto abre oportunidades poco frecuentes para quienes se encargan de formular políticas en las economías en desarrollo. En primer lugar, la caída de los precios de los productos básicos puede ser un complemento útil de la política monetaria para lograr que la inflación vuelva a los valores establecidos como meta. En segundo lugar, los responsables de formular políticas tienen una oportunidad para reducir los costosos subsidios a los combustibles fósiles”.
Se espera que el precio promedio del oro, una opción popular entre los inversionistas que buscan un “refugio seguro”, alcance un valor récord este año, elevándose un 21 % por sobre el promedio de 2023. El oro ocupa una categoría especial entre los activos, ya que a menudo sube de precio durante períodos de incertidumbre geopolítica y normativa, como los conflictos. Se prevé que, en los próximos dos años, sus precios se mantendrán un 80 % por encima del promedio de los cinco años anteriores a la pandemia de COVID-19, y solo disminuirán ligeramente. Por su parte, el precio de los metales industriales se mantendrá estable en 2025‑26, ya que la debilidad del sector inmobiliario de China se verá compensada con las limitaciones de la oferta y el aumento de la demanda de algunos metales derivada de la transición energética. Sin embargo, si el crecimiento de China mostrara resultados inesperados, podría generarse volatilidad en los mercados de metales.