Debido a que va a continuar tanto la vulnerabilidad externa como fiscal de Colombia, en un contexto de incertidumbre local y condiciones financieras menos holgadas, los mercados prevén que va a seguir la volatilidad del dólar, con lo que estiman que se movería en el rango entre $4.200 y $4.300 durante el actual semestre.
De acuerdo con los analistas del Bancolombia, y teniendo en cuenta las condiciones financieras prevalentes, el déficit externo, los precios previstos del petróleo, el déficit fiscal, el nivel de deuda pública y la posición neta de inversión internacional de Colombia, es complicado que la tasa de cambio regrese a los niveles por debajo de los $4.000 y mucho menos se dispare hasta los $4.627 del pasado 13 de julio.
Consideran los economistas que, en el corto plazo, los modelos arrojan que una tasa de cambio con registros superiores o inferiores serían resultado de factores coyunturales, como el estrés que han vivido los mercados financieros recientemente, y deberían ser preeminentemente transitorios.
Consideran que es clave destacar que el contexto internacional de los trimestres venideros se podría caracterizar por una perturbación relativamente sostenida. Esto vendrá determinado por la normalización de la política monetaria a nivel internacional y un dólar que se mantendrá relativamente fuerte.
Como ya se ha establecido en los mercados, en julio la tasa de cambio se vio sometida a un contexto de volatilidad particularmente elevado. Esto llevó a que la Tasa Representativa del Mercado (TRM) marcara nuevos máximos históricos consecutivamente desde el 4 de julio, superando así la referencia de $4.154 registrada el 20 de marzo de 2020 y dejando un nuevo máximo de $4.627 el pasado 13 de julio.
Las alarmas
Este movimiento prendió diversas alarmas por el impacto financiero que representa para muchas empresas y hogares, llevando a una situación macroeconómica más desafiante, sobre todo en la medida que se puede sumar como un factor de presión adicional sobre los precios en medio del contexto inflacionario más retador para el país en lo que va del presente siglo.
Ahora bien, los investigadores consideran que la situación macroeconómica del país no es coherente con los registros tan elevados de tasa de cambio. Un escenario como el vivido entre el 4 y el 13 de julio, si bien no es descartable que se pueda repetir ante ciertas circunstancias en el corto plazo, fue resultado de la combinación de un contexto internacional particularmente turbulento con la incertidumbre que prevalece respecto al futuro manejo de la política económica que hará el nuevo gobierno en Colombia durante los próximos años.
A nivel externo, el 2022 ha sido un año caracterizado por la prevalencia de fuentes de turbulencia. De allí que los analistas del Bancolombia señalan que “consideramos que la vulnerabilidad externa es el factor que ha llevado a que la tasa de cambio de Colombia exhiba una transmisión desproporcionalmente elevada de la situación financiera internacional”.
Precisamente este factor es lo que ha hecho evidente, como lo destacan los investigadores, que “Chile y Colombia son, entre las principales economías de América Latina, las que tuvieron el mayor déficit de cuenta corriente en 2021 y que persistiría en el 2022. Esta característica hace más sensibles a estos países por su dependencia de los flujos financieros para mantener un relativo equilibrio en el comportamiento de sus mercados cambiarios y que, cuando estos se ven perturbados, sus monedas sean las que reaccionan en mayor medida”.
Para el caso de Colombia, esta hipótesis la valida el resultado del análisis de sensibilidad de las monedas de América Latina frente al dólar, y allí se destaca que el peso colombiano es, entre todas, la moneda que más se ve afectada en los periodos en que el dólar se fortalece.
Consideran el reporte de los analistas que “dada la confluencia de factores adversos y la alta vulnerabilidad de nuestro país, los hallazgos revelan que la tasa de cambio ha fungido como un estabilizador macroeconómico y ha absorbido choques externos. En particular, en el pasado más reciente ha sido importante el aumento de la percepción de riesgo país y el endurecimiento de las condiciones financieras por parte de los principales bancos centrales, y Colombia no ha sido la excepción”.