El primer nombre buscado por los bianconeri fue el de Arkadiusz Milik, al que solo le queda un año de contrato con el Nápoles. Los clubes negociaron un trueque, aunque las dudas de Bernardeschi sobre mudarse bajo el Vesubio complicaron la operación. Andrea Pirlo, desde su llegada, pidió la contratación de Edin Dzeko, cuyo destino depende justo de Milik. El bosnio tiene un principio de acuerdo con los turineses, pero la Roma no le dejará marchar hasta que no tenga asegurada el fichaje del punta del Nápoles (que se haría, en cambio, con los servicios de Cengiz Ünder y el joven Riccardi).
Mientras espera la activación de este efecto dominó, la Juve sigue buscando y no descarta una doble incorporación. En las últimas horas sus intermediarios tomaron informaciones sobre Moise Kean, que podría regresar tras la experiencia en el Everton (en el club inglés confían con cerrar rápidamente la negociación) y la situación de Luis Suárez.
El uruguayo, fuera de los planes de Koeman, tendrá que salir del Barça en este mercado, y el director deportivo Fabio Paratici le considera como una enorme oportunidad sobre hay que reflexionar mucho. Los italianos pidieron a través de intermediarios el coste que tendría la operación, conscientes de no poder hacer locuras, pero también que con el Pistolero, Cristiano y Dybala, su delantera se haría imparable.
Los impuestos muy favorables que ahora garantiza Italia gracias al ‘decreto crescita’ pueden favorecer a los juventini, que sin embargo necesitan que el jugador se reduzca bastante su actual sueldo, ahora superior a los 15 millones netos. El salario es el principal obstáculo para la Juve que, por esa razón, no trasmite mucho optimismo sobre su llegada. El interés, eso sí, es confirmado y Paratici seguirá al acecho.