Nueva Zelanda tuvo que jugar dieciséis partidos en los Mundiales para ganar el primero. Y tuvo que hacerlo como anfitriona, en el parrido inaugural de este Mundial en el que comparte la organización con Australia y contra un rival en teoría más poderoso como Noruega.
Mandaron las neozelandesas en el campo, pero no les resultó sencillo superar a las noruegas. Fue en el comienzo de la segundas mitad en una jugada sencilla, que nació en la portera y que resolvió Wilkinson en el área.
Un remate de delantera centro, a un toque y que no dejó opciones a la portera noruega que sirvió para el único gol del partido.
La falta de conexión entre las delanteras y el centro del campo provocó que Engen, Lednhar y Reiten no encontrasen la forma de organizar el juego. Noruega esperó atrás y cedió el esférico y el terreno a Nueva Zelanda.
Wilkinston amenazó al filo de la primera parte. La delantera se dirigió desde el centro del campo con potencia hacia la portería, aunque finalmente ese balón lo repelió la defensa.
Noruega lo intentó hasta el final. El larguero se topó con Engen en el 85, tras un disparo potente desde fuera del área que pudo suponer el 1-1 en el marcador, después de unos minutos en los que se aproximaron a la portería de Nueva Zelanda con más determinación.
Nueva Zelanda desperdició la oportunidad de sentenciar el partido en el 87. Percival, de penalti, mandó el balón al larguero después de una mano de Hansen dentro del área.
Con este resultado, las neozelandesas se colocan primeras del grupo A con 3 puntos. Atrás queda Noruega, así como Suiza y Filipinas, que se enfrentarán mañana en el Estadio de Dunedin.