El exfutbolista colombiano que tanta alegría le dio al balompié a nivel local e internacional, Jhon Viáfara, el mismo que fue campeón y figura de la Copa Libertadores del 2004 con Once Caldas, quien fue extraditado a Estados Unidos en 2019 por un delito de narcotráfico y ahora está condenado a 11 años de cárcel por su pertenencia al Clan del Golfo.
Hasta ahora, había silencio de su parte. Sin embargo, el periodista Osvaldo Hernández del diario La Patria logró hablar con él, mientras permanece en un centro penitenciario privado de Georgia, en el estado de Atlanta. En sus palabras, sigue sosteniendo que es inocente y cuenta que escribe sobre ello.
“Leo todo lo que me hacen llegar, historias, novelas, y escribo sobre mi vida, lo que ha sido esta experiencia. Compartir con gente que ha tenido problemas con la justicia, con verdaderos narcotraficantes. Con gente que fue engañada para venir acá y terminaron en estas condiciones“, relata.
A pesar de la soledad, sigue siendo en esa cárcel una persona reconocida y mantiene contacto con algunos de sus amigos del fútbol: “Si, acá me he dado cuenta, desde que llegué, que mi carrera fue notable. Soy una persona reconocida internacionalmente, no solo acá, sino en las otras cárceles en donde he estado. Son muchas las personas que quieren saber mi historia y compartir conmigo. El cariño de la gente me ha ayudado mucho. Hay momentos complicados, difíciles, siempre llegan esos momentos en los que se extraña la gente, la familia, los hijos, los amigos, todo; estar lejos de casa. Afortunadamente se tiene el respaldo de personas que me quieren, que son pocos los que me han quedado, pero me quieren. Ellos son fundamentales para llenarme de fuerza para estar aquí y el apoyo espiritual con los grupos de oración que hay acá. He estado tratando de localizar a Juan Carlos Henao; no he podido, sé que me ha mandado razones. Hablo con Herly Alcázar y Wílmer Díaz, y con Jairo “Tigre” Castillo. Ahhh y también con Carlos Bejarano”.
Tiene la posibilidad de seguir el fútbol colombiano y se anima a dar su concepto sobre la actualidad: “Acá tenemos la oportunidad, como es una cárcel privada, tenemos la opción de tener un canal internacional y vemos la Liga Colombiana. Estamos enterados de lo que pasa. Mucho, eso lo hablamos acá. Veo mucho jugador joven y han cambiado los objetivos de los equipos. Predomina el comercio, formar jugadores, venderlos rápido al exterior y sacar utilidades. Ya es poco de pasión e ídolos. Por eso la supremacía de cuatro o cinco equipos: Millonarios, Tolima, Nacional, Junior y Medellín. Los demás, incluido el Once Caldas, uno ve la nómina y se da cuenta para qué se armó” analiza.
Su rutina en la cárcel se la sabe ya de memoria: “A las 6:00 de la mañana hay que atender el llamado a la puerta de la celda. Cada tanque, para 60 personas, tiene 30 celdas con camarote para dos personas y el sanitario respectivo. Las duchas están afuera y en el restaurante están los televisores y los hornos. La mayoría de los que nos cuidan son mujeres, ellas son las que supervisan. Llaman al desayuno, algo opcional. Si se va al salón no se puede hacer ruido por la tranquilidad de quienes se quedaron en las celdas. A las 8:00 de la mañana hay que estar en la celda para un nuevo conteo. Uno puede salir hasta las 11:30 a.m. ó 12:00 del día; luego se regresa para el almuerzo. Por la tarde se va a recreación ó actividades diferentes. A las 6:00 de la tarde es hora de la comida. Y así pasan los días. Todo es de adaptación y ver pasar el tiempo. Incluso, si no tienes recursos, puedes trabajar y conseguir dinero para llamar o comprar las cosas de aseo. Se puede trabajar en la cocina, en aseo general, en la granja o dando clase”.
Viáfara insiste en ser inocente de lo que se le acusó y explica cómo ve su caso: “Muy triste, porque no fue justo lo que hicieron conmigo. Me hicieron un montaje y mostraron una imagen que no es la mía. Buscaron una foto que tampoco era la pertinente. Me mostraron como un delincuente y mostraron riquezas que no tenía. Dijeron que la plata estaba en paraísos fiscales y eso nunca se pudo probar; me relacionaron con gente que nunca conocí. Por fortuna mucha gente sabe quién soy yo. Nunca sentí apoyo y me utilizaron como un trofeo para mostrarme como resultado de la lucha contra el narcotráfico (…) es muy distinto cuando te equivocas y no sabes que estás equivocado. Si yo hubiera sabido que estar en una reunión, en la que se habló de algo que se iba hacer; si yo sé que eso me iba a traer problemas, claro que no lo hago. Dice la Biblia que ‘donde no hay ley, no hay castigo’. Yo no violé la ley. Son cosas como esas que pasan y yo quiero que el mundo lo sepa. Yo te puedo llamar y decirte, necesito que vengas a una reunión y acá digo que acá estuvo tal persona, eso da para que extraditen”, considera.
Finalmente, el exfutbolista dice no creer en el sistema penitenciario y le envía un mensaje a las nuevas generaciones: “Lo único que lo cambia a uno es el amor propio, el de la familia y Dios. Estos sitios son muy complicados, hay soledad y depresión; llegan los problemas mentales y la solución para muchos son las drogas que mueven en todas partes. Es muy complejo pensar que una persona se pueda rehabilitar y menos en nuestro país. Faltan políticas claras en ese aspecto (…) (A los jóvenes) que se preparen para la vida, que no se apeguen a lo material. Que sean felices sanamente y que lean la Biblia. Hay que buscar a Dios no solo cuando estamos en estos lugares, sino siempre. La Biblia es un manual para la vida. Uno cree que la maldad no llega a la casa y llega cuando menos lo piensas”, concluyó