La euforia por la clasificación de Colombia a la final de la Copa América se vio empañada por una violenta pelea entre aficionados colombianos y uruguayos, que involucró incluso a jugadores de la selección charrúa y sus familias. Darwin Núñez, delantero uruguayo, se vio envuelto en el altercado al defender a sus seres queridos de supuestas agresiones.
Según relatos de testigos y declaraciones de dirigentes como Ignacio Alonso, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, la pelea estalló cuando aficionados colombianos rodearon a las familias de los jugadores uruguayos en las tribunas del estadio. “Reacción natural, instintiva, de padre, de esposo, de hermano, de hijo, al ver a su familia en un momento muy complicado”, justificó Alonso.
Además, se denunció que no solo hubo agresiones en las gradas, sino también en las zonas VIP del estadio, donde se intentó invadir el palco de las autoridades uruguayas. “Tiraron cosas, dijeron cosas, tuvimos que hacer entrar niños al palco“, lamentó Alonso, subrayando la gravedad de los incidentes.
La Conmebol condenó enérgicamente los actos de violencia y llamó a mantener la pasión por el fútbol dentro de los límites del respeto y la tolerancia. “No hay lugar para la intolerancia y la violencia dentro y fuera de la cancha”, afirmó el ente rector del fútbol sudamericano.
José María Giménez, capitán de la selección uruguaya, expresó su indignación por la falta de seguridad durante el evento. “Un desastre. Ojalá que los que estén organizando esto tengan más cuidado con las familias”, declaró Giménez visiblemente molesto por la situación vivida por los allegados de los jugadores.
Darwin Núñez, al salir del estadio, se limitó a decir “todo bien” en zona mixta, reflejando la tensión y el malestar por los acontecimientos ocurridos.
El incidente ha puesto en tela de juicio las medidas de seguridad y organización del torneo, generando preocupación entre los aficionados y las autoridades deportivas. La Copa América, que debería ser motivo de celebración y unidad, se vio ensombrecida por un lamentable episodio de violencia entre hinchas.