Por: Yasher Bolívar Pérez
La edición 2025 del All-Star Game de la NBA presentó un cambio radical en su formato, dejando atrás el tradicional duelo entre las Conferencias Este y Oeste para adoptar un sistema de “Final Four”. En esta nueva estructura, cuatro equipos liderados por exjugadores icónicos, Shaquille O’Neal, Charles Barkley y Kenny Smith, junto a un equipo de novatos, compitieron en partidos de eliminación directa.
El equipo de O’Neal, los Shaq’s OGs, se coronó campeón tras vencer 41-25 al combinado de Barkley en la final, con Stephen Curry brillando como la gran figura y llevándose el premio al Jugador Más Valioso (MVP). El base de los Golden State Warriors anotó 12 puntos en el partido definitivo y 20 en total sumando la semifinal.
Un formato novedoso, pero con dudas
La NBA implementó esta transformación con la intención de aumentar la intensidad y el atractivo del evento. Sin embargo, las opiniones estuvieron divididas. Mientras Curry respaldó la iniciativa señalando que “el baloncesto ha cambiado y necesitábamos algo diferente”, algunos sectores criticaron la falta de competitividad en varios momentos del juego.
El espectáculo también tuvo momentos destacados fuera del partido. Un fan llamado Jaren se llevó 100,000 dólares tras encestar un tiro desde el logo central de la cancha, agregando emoción al evento.
A pesar de las críticas, el All-Star Game 2025 dejó imágenes memorables y consolidó a Curry como una de las estrellas indiscutibles de la NBA, demostrando su vigencia en un formato que aún busca conquistar a la audiencia.