La noche del viernes, Barranquilla vivió un espectáculo histórico que quedará grabado en la memoria de miles de fanáticos. Shakira, la hija más célebre de la ciudad, ofreció su último concierto en el Estadio Metropolitano como parte de su gira Las mujeres ya no lloran, dejando claro por qué es una de las artistas más grandes del mundo.
El ambiente estaba cargado de emoción desde el primer minuto. Con el estadio a oscuras y la pantalla gigante iluminando el recinto, apareció la figura de la “Loba”, un destello dorado con su característica melena rubia. El público estalló en vítores al verla, mientras que ella, vestida con un espectacular conjunto plateado y gafas oscuras, irrumpió en el escenario acompañada de su equipo de músicos y bailarines.
“Barranquilla, no puedo creerlo, esta noche ya es mágica. Estamos en pleno Carnaval y no hay mejor momento para estar con ustedes”, exclamó emocionada, mientras su conexión con los presentes se sentía más fuerte que nunca. La artista no solo brilló con su talento, sino también con su calidez al dirigirse a su gente.
Pese a que el concierto sufrió un retraso de 90 minutos debido a condiciones climáticas adversas, Shakira se mostró agradecida con su público por la paciencia. “Sé que han esperado un rato, yo también lo he hecho desde el camerino, pero no importa, ¡estamos juntos!”, dijo antes de comenzar con su repertorio.
La cantante comenzó con La fuerte, una de sus últimas composiciones, y enseguida hizo vibrar al Metropolitano con clásicos que han marcado su carrera, como Inevitable, mientras la multitud coreaba cada palabra. La barranquillera aprovechó también para reflexionar sobre el poder de las mujeres y la importancia de levantarse tras cada caída: “Las mujeres, después de cada caída, nos levantamos más fuertes”, afirmó antes de interpretar Don’t You Worry.
A lo largo de la noche, Shakira demostró por qué es un símbolo de empoderamiento femenino, dedicando su música a la resiliencia y al amor propio. “Ustedes me han hecho la mujer más feliz hoy”, dijo entre lágrimas, agradecida por el apoyo de su gente en momentos difíciles de su vida.
El espectáculo continuó bajo la luz de la luna barranquillera, con éxitos como Copa vacía, Tortura y TQG. En un emotivo momento, la reina del pop colombiano cantó Acróstico, un tema dedicado a sus hijos, donde expresó su amor incondicional y el orgullo de ser madre. La conexión con sus raíces se hizo aún más evidente cuando, en un guiño al Carnaval, subió al escenario la soberana Tatiana Angulo, quien acompañó a Shakira en una animada versión de Te olvidé.
Pero el momento más esperado llegó con Hips Don’t Lie. Al ritmo del Mapalé y vestida con los colores del Carnaval de Barranquilla, Shakira mostró por qué en su ciudad natal “se baila así”. Con energía desbordante, hizo que todo el estadio se rindiera a su ritmo.
Al final, el espectáculo llegó a su fin con una gigantesca figura de lobo en el escenario, mientras Shakira cerraba con su éxito BZRP Music Sessions, Vol. 53. Con un vestido morado y una sonrisa de satisfacción, se despidió de su gente: “Gracias Barranquilla por estos días inolvidables para mi carrera. Los amo”, dijo, dejando el corazón de la ciudad lleno de orgullo.
Así, la “Loba” cerró una noche mágica, reafirmando su lugar en la historia de la música y dejando claro que, a pesar de los retos, su conexión con Barranquilla es eterna.