El actor deja a sus espaldas más de 50 años de carrera en el cine
Una de las estrellas del cine europeo, Jean-Paul Belmondo, ha fallecido este lunes a los 88 años, según ha anunciado su abogado a AFP. Nacido en 1933 en Neuilly-sur-Seine (Francia), el actor comenzó su carrera cuando tenía 23 años y a partir de 1958 comenzó a hacerse un hueco en la industria con títulos como Una rubia peligrosa, Al final de la escapada o Pierrot, el loco. Su incesante trabajo y el éxito de la nouvelle vague francesa consiguieron catapultarle al estrellato no solo en su país natal, sino en todo el continente. En 1963 fue nominado por primera vez a un premio BAFTA por Léon Morin, sacerdote, y cuatro años después volvió a repetir la hazaña. Además tiene en su poder una Palma de Oro honorífica de Cannes, que le otorgaron en 2011, y el León de Oro a su carrera del Festival de Venecia 2016. Además, fue homenajeado durante la entrega de los premios César en 2017.
Cuando saltó a la fama, Jean-Paul ya estaba casado con Élodie Constantin, con quien tuvo tres hijos: Patricia, Florence y Paul. Sin embargo, en 1965 se separaron y terminaron divorciándose en 1968, tras lo que se le relacionó con la mítica Ursula Andress tras rodar juntos Casino Royale y hasta 1972, Laura Antonelli (1972-1980), Carlos Sotto Mayor (1980-1987) o Barbara Gandolfi (200-2012). Volvió a casarse después en 2002 con Natty Tardivel, con quien tuvo una hija, Stella Eva Angelina, y se divorciaron en 2008. Su vida no estuvo exenta de malos momentos: especialmente dura fue la muerte de su hija Patricia en un incendio en 1993, cuando tenía solo 40 años. Pero fue invencible, incluso tras sufrir su accidente cardiovascular en 2001 (mientras estaba de vacaciones en Córcega) que le dejó con dificultades para mover el brazo derecho, puesto que continuó trabajando con entrevistas y apariciones en festivales de cine hasta 2019 y estuvo presente en la vida social francesa hasta este mismo año, cuando acudió el pasado mes de junio al funeral de Guy Bedos.
Le encantaba el deporte, en concreto el boxeo -del que era fiel espectador y asistió a la mayoría de los más míticos encuentros de esta modalidad en Estados Unidos-, sumado al ciclismo o el fútbol, que practicó durante la mayor parte de su vida. Siempre, desde que era pequeño, estuvo en contacto con el arte porque su padre era escultor, bastante conocido en Francia, y su madre se dedicaba a la pintura. Por ello ya supo cuál era su vocación desde joven y estuvo muy ligado al teatro, por lo que se lanzó a estudiar artes escénicas en el Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático de París. Allí conoció a otros grandes de de la época con quienes mantenía una enorme amistad como Jean Rochefort, Jean-Pierre Marielle o Bruno Crémer, a quienes la industria cinematográfica ya ha tenido que despedir en los últimos años. Los hermanos de Jean-Paul Belmondo también dedicaron su vida a la cultura: Alain que actualmente tiene 90 años, es productor de cine, y Muriel, de 76, bailarina y actriz.
“Seguirá siendo siempre Le magnifique [Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo]. Jean-Paul Belmondo era un tesoro nacional”, ha publicado Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa. “Héroe sublime, figura familiar, temerario incansable y mago de las palabras. Todos nos encontramos en él”. Por su parte, el exdirigente galo François Hollande ha escrito: “Todos habríamos querido tenerle como amigo“. “Interpretó a los más grandes porque era uno de los más grandes”, ha añadido.