La reconocida revista británica The Economist cuestionó fuertemente la estrategia de transición energética liderada por el presidente Gustavo Petro, calificando sus promesas medioambientales como “cada vez más huecas” y alertando sobre los riesgos económicos y energéticos que enfrenta Colombia ante la falta de una planificación técnica sólida.
El artículo, publicado recientemente, pone en entredicho decisiones clave del gobierno colombiano, como la suspensión de nuevas licencias de exploración petrolera y la promoción de leyes contra el fracking, señalando que dichas medidas no han sido acompañadas por un plan logístico viable ni por soluciones reales para garantizar el abastecimiento interno.
Uno de los puntos más críticos del análisis es la situación del gas natural. A pesar de que el gobierno lo considera un “recurso puente” en la transición, las reservas del país han disminuido de manera sostenida, obligando a importar gas en 2023 por primera vez en casi cinco décadas. Intentos por obtenerlo desde Venezuela fracasaron, y el reciente acuerdo para importar gas licuado desde Qatar, aunque presentado como una solución, elevaría los costos y las emisiones de carbono, contradiciendo los objetivos ambientales del Ejecutivo.
La publicación también señala contradicciones dentro del gobierno, como el anuncio celebrado de un nuevo yacimiento de gas en el Caribe, mientras se mantiene la negativa a autorizar nuevas exploraciones. Además, criticó la presión ejercida desde la presidencia sobre Ecopetrol y la falta de coherencia entre el discurso oficial y la realidad del sistema energético.
The Economist concluye que, aunque la intención de Petro de posicionar a Colombia como un referente en sostenibilidad puede ser legítima, su ejecución carece de una hoja de ruta técnica clara y pone en riesgo la seguridad energética del país, el bolsillo de los colombianos y la estabilidad del aparato productivo.