En un ambiente cargado de incertidumbre, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, reveló este lunes que el Gobierno no tiene información certera sobre el paradero ni el estado de salud de alias ‘Iván Márquez’, jefe de la disidencia conocida como la Segunda Marquetalia.
Desde hace semanas, el alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, ha intentado establecer comunicación directa con Márquez o con su círculo más cercano. Sin embargo, los intentos han sido infructuosos.
“No hay ninguna respuesta de ‘Iván Márquez’. No sabemos si es silencio táctico o si, efectivamente, está muerto”, dijo Velásquez, dejando abierta una pregunta clave en medio de la agenda de paz del Gobierno.
El silencio que desconcierta
La falta de respuesta por parte de la cúpula de la Segunda Marquetalia ha generado todo tipo de especulaciones. El líder guerrillero, cuyo nombre real es Luciano Marín Arango, desapareció del radar desde hace meses, y su ausencia ha levantado sospechas incluso dentro de las propias estructuras armadas ilegales.
“No se puede determinar si se trata de una estrategia de bajo perfil, un retiro forzado o si ya no está con vida”, añadió el ministro.
Un grupo dividido, un liderazgo en el aire
La Segunda Marquetalia está fragmentada en al menos dos facciones: los Comandos de la Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico. Ambas estructuras continúan operando, pero con niveles de autonomía que podrían indicar un vacío de poder en la cabeza del grupo.
Recordemos que ‘Iván Márquez’ regresó a las armas en 2019, tras haber firmado el acuerdo de paz de 2016. Desde entonces, fue considerado el ideólogo de este nuevo intento de insurgencia, aunque sin el impacto militar que tuvieron las FARC en su momento.
Golpes a las disidencias
Mientras se intenta descifrar el misterio de Márquez, el Gobierno continúa su ofensiva contra otros cabecillas. En los últimos días, alias ‘Iván Mordisco’, líder del Estado Mayor Central, ha sido blanco de operativos que dejaron al menos 27 guerrilleros neutralizados, según confirmó el propio ministro Velásquez.
La aparente desaparición de Márquez plantea un giro inesperado en la estrategia del Gobierno Petro para negociar con disidencias, justo en un momento donde la “paz total” enfrenta desafíos tanto políticos como en el terreno.