Este 9 de enero, se confirmó una triste noticia para la ciencia en Colombia con la noticia del fallecimiento de Manuel Elkin Patarroyo, reconocido científico colombiano, quien se destacó a nivel mundial con sus avances sobre la medicina.
“El profesor Patarroyo obtuvo su título de médico cirujano de nuestra Universidad en el año 1971. En el año 1972 se vinculó como profesor ejerciendo hasta la fecha. En su larga trayectoria docente e investigativa obtuvo múltiples reconocimientos y distinciones entre los que se destacan el Premio Leon Bernard de la Organización Mundial de la Salud, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, el Premio Nacional de Ciencias Alejandro Ángel Escobar y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Colombia. Resaltamos y agradecemos su aporte a la ciencia y la salud de nuestro país. A sus familiares, colegas, amigos y discípulos les extendemos nuestras más sentidas condolencias”, dice un comunicado de la Universidad Nacional que confirmó el fallecimiento.
La decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, Gabriela Delgado, confirmó este jueves el fallecimiento del reconocido científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo, quien dejó un legado invaluable en el campo de la ciencia y la salud. Patarroyo murió a los 78 años, dejando una profunda huella en el desarrollo de las ciencias médicas a nivel nacional e internacional.
A través de un comunicado, la Universidad Nacional expresó sus condolencias a la familia del científico y resaltó su destacado aporte a la medicina, especialmente en el área de la inmunología. Patarroyo es recordado por ser el creador de la primera vacuna sintética contra la malaria, un hito en la investigación biomédica mundial.
Nacido en 1946 en Tolima, Patarroyo obtuvo su doctorado en Medicina y Cirugía en la Universidad Nacional de Colombia y se especializó en Inmunología y Virología en los Estados Unidos. A lo largo de su carrera, ocupó importantes cargos, incluyendo la dirección del Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá y posiciones académicas en la Universidad Rockefeller de Nueva York y en la Universidad de Estocolmo, en Suecia. Su legado sigue siendo una fuente de inspiración para futuras generaciones de científicos colombianos.