La emisora capitalina la W Raido reveló más detalles con respecto a la confesión del soldado que destapó el escándalo de los falsos positivos enterrados en el cementero Las Mercedes en Dabeiba, Antioquia.
En su escabrosa confesión, el oficial relató que así como en Dabeiba, las víctimas que reclutaban los soldados eran desde habitantes de calle hasta campesinos, que cuando llegó al Batallón los soldados de su pelotón ya sabían hacer ejecuciones extrajudiciales y hasta le ofrecían qué necesitaba para realizarlas.
Incluso, señaló que sus mismos compañeros ponían las prendas para vestir a los falsos positivos, llegaron hasta estallar explosivos para simular los ataques y en una ocasión, uno de los militares entregó un arma sin papeles que tenía, para que se le pusiera a una de las víctimas en sus manos.
“El revólver lo puso el soldado Anacona y se le tuvo que entregar la plata que él cobró por esa arma, las prendas negras entonces no se compraron, los mismos soldados pusieron las prendas, todo lo que eran los busos, las sudaderas, pantalón negro y botas de caucho las pusieron los soldados, y los pusieron sin necesidad de decirles, decían yo pongo esto”, detalló.
El militar además narró la impiedad con la que eran ejecutadas las víctimas, como el caso de Ever Urquina, un campesino de la región que fue llevado mediante engaños y a quien le dispararon, pero no murió y agonizaba.
“Escuché los quejidos, fui y el señor Urquina estaba vivo, yo lo alumbré y él me dijo ayúdeme, yo llamé a mi mayor Álvarez y le dije que yo no podía presentar esa baja, él me dijo que yo ya no podía hacer nada porque esa baja ya estaba reportada en la Brigada en Neiva”, detalló
El oficial también señaló que cuando comenzaron los cuestionamientos sobre la legalidad de las bajas, el coronel Pinto los enviaba a veredas a buscar declaraciones sobre las que desmintieran denuncias encaminadas a que los muertos no eran combatientes.
Cuando fue preguntado sobre las instrucciones en los programas radiales, el compareciente miró a su abogado e inmediatamente después ante el micrófono soltó una grave afirmación: señaló que durante uno de esos programas, el comandante del Ejército general (r) Mario Montoya, conectado a nivel nacional les exigió resultados.
“Daba la orden de los resultados operacionales y que al militar no lo calificaban por kilómetros andados sino por litros de sangre, ríos de sangre que si no encontrábamos al enemigo lo teníamos que inventar y hacerlo de arcilla o de plastilina, pero teníamos que dar resultados, en ese programa también estaba mi coronel (Pinto)” señaló.
Continuando con la declaración, el militar indicó que de los recursos del Batallón se entregaban dineros a los soldados para que fueran hasta Neiva y trajeran a las víctimas en sus motos, gastos que no sabe cómo fueron legalizados.
El oficial confesó que un sargento de apellido Rodríguez de la sección de inteligencia, le ofreció a cambio de $6.000.000 un fusil de un grupo de seis descontinuados y sin reportar que guardaban en sus oficinas, pero indicó que rechazó el ofrecimiento porque luego de sus vacaciones había retornado convencido de que no iba a volver a participar en ejecuciones extrajudiciales