Los hijos de la señora tenían edades entre los 8 y 10 años, quienes eran instrumentalizados por su madre para mover las drogas ocultas en su juguetes, de tal manera que la Policía no los detectara. Esto les valió la cárcel a la mujer y al padrastro.
En reconocidos sectores populares donde operaban las principales ‘ollas’ o sitios de expendios de droga en Bogotá, fueron encontrados cuatro menores de edad que venían siendo instrumentalizados para la venta de drogas a los habitantes de calle.
Allí, las autoridades descubrieron que en sus juguetes camuflaban las papeletas de cocaína y los cigarrillos de marihuana, preparados por ellos mismos bajo ordenes de la mamá y el padrastro.
Las investigaciones dejaron al descubierto cómo a los menores se les enseñaba todas las fases del negocio ilegal del tráfico de estupefacientes, así como a moverse sigilosamente entre distintos expendios para comercializar los alucinógenos sin levantar sospecha de la Policía.
“Ponían a los niños de ocho y diez años a llevarles la droga a los consumidores, ellos la escondían en sus juguetes o en su ropa. Así, camuflados era muy difícil que una patrulla de la Policía le realizara una requisa. Por eso burlaban a las autoridades. En medio de su inocencia los capacitaban para cometer delitos”, dijo el mayor Sergio Torres, jefe de la Unidad Investigativa de Infancia y Adolescencia.