La escena política colombiana vuelve a sacudirse con una nueva entrega de audios, esta vez en voz de la propia canciller Laura Sarabia, quien decidió poner sobre la mesa piezas clave en la investigación por la filtración de conversaciones con el exembajador Armando Benedetti. Lo que hasta hace poco parecía un capítulo cerrado, hoy revive con nuevas aristas y preguntas por responder.
Este miércoles se conocieron detalles de uno de los nuevos audios que Sarabia entregó a la Fiscalía General de la Nación. En la grabación, Benedetti —con su característico tono de confianza y poder— asegura estar “muy bien ranqueado” en la Fiscalía y en condiciones de ser nombrado “de lo que sea” sin que “pase absolutamente nada”.
“Ahora con el número uno (Francisco Barbosa), y con Jaimes, me dijeron que no pasa un culo, que me pueden nombrar de lo que tú quieras”, afirma Benedetti, aludiendo a las altas esferas de la Fiscalía como si se tratara de un tablero político a su favor.
El contenido del audio no solo expone el estilo de Benedetti, sino también la forma en que se tejen —o se pretenden tejer— los hilos del poder detrás de los micrófonos apagados. La grabación sugiere contactos, favores, y una aparente influencia en organismos clave del Estado.
Más adelante en la conversación, Benedetti insiste: “Estoy buscando que la persona que tenga la huevonada esa que salió el sábado sea una persona acá”. Un mensaje críptico que, como otros en esta historia, deja más dudas que certezas.
La entrega de estos audios no ocurre en el vacío. Llama la atención que Sarabia haya decidido entregarlos justo un día después de ser desautorizada públicamente por el presidente Gustavo Petro, quien saludó la reelección de Daniel Noboa en Ecuador, contradiciendo el tono previo del Ministerio de Relaciones Exteriores.
¿Es coincidencia? ¿Es un mensaje político? ¿Una advertencia velada? Lo cierto es que Sarabia ha pedido ser escuchada formalmente por la Fiscalía y parece decidida a ampliar su versión de los hechos.
El escándalo de los audios, lejos de apagarse, muta. Y lo que alguna vez pareció un simple roce entre funcionarios de confianza, hoy se perfila como una trama compleja de alianzas, rupturas y tensiones internas en el corazón del gobierno Petro.
Mientras tanto, los colombianos observan cómo las grietas de Palacio se ensanchan, y cómo las lealtades se vuelven tan frágiles como la memoria de una grabación.