El país sigue consternado por el crimen de Sara Millerey, una mujer trans de 32 años, encontrada sin vida en una quebrada del municipio de Bello, Antioquia. Las autoridades confirmaron que la víctima sufrió torturas antes de morir y continúan buscando pistas que permitan identificar a los responsables.
La familia de Sara la despidió el pasado martes 8 de febrero, resaltando su alegría, su buen corazón y el hecho de que “no le hacía daño a nadie”. En medio del dolor, su madre, Sandra, reveló el contenido de las últimas palabras que su hija escribió en su diario. «Sabes que he pasado muchos miedos y acechos, los cuales no quisiera que se cumplieran. Por favor te pido que no sucedan, yo te lo agradeceré con mi corazón», dejó plasmado Sara.
Sandra expresó que vivía con un temor constante por la seguridad de su hija, ya que con frecuencia la insultaban y la agredían por ser una mujer trans. “Ya no me dijo todo para no preocuparme, pero igual pasó eso tan atroz y tan vil”, relató. También lamentó no haber recibido información clara por parte de las autoridades. «No sé qué fue lo que pasó. Ella era una persona tranquila, no desaparecía, vivía conmigo, salía en la tarde y regresaba en la noche o al otro día, pero nunca se perdía».
Mientras avanza la investigación, la Alcaldía de Bello ofreció una recompensa de 50 millones de pesos por información que conduzca a los agresores. A ese ofrecimiento se sumó la Gobernación de Antioquia, duplicando la cifra a un total de 100 millones.
Los investigadores ya recolectan testimonios y pistas relacionadas con el caso. Sin embargo, indicaron que no existen registros en cámaras de seguridad del momento del ataque, lo que ha dificultado el avance del proceso. Una de las principales hipótesis apunta a que los responsables del crimen estarían vinculados a estructuras criminales que operan en el municipio.
Sara Millerey soñaba con una vida libre, sin miedo. Su historia refleja la dura realidad que todavía enfrentan muchas personas trans en Colombia. Su familia y las organizaciones defensoras de derechos humanos exigen justicia y garantías de no repetición.