Por fin se logra el acceso igualitario a los posgrados en el país.
Con la sanción presidencial de la Ley 2142 de 2021, que permite a centros de investigación reconocidos por Minciencias pedir registro calificado al Ministerio de Educación para programas nuevos de maestría y doctorado con título propio, se logra un impacto en la equidad de acceso a la formación posgradual donde priman las competencias por encima de la capacidad económica.
La gran importancia de esta ley radica en que estos centros de investigación de altísima calidad, puedan crear programas en los que los precios de matrícula sean más bajos, por no requerir de la infraestructura de una universidad, para lograr así el aumento de la oferta de programas de formación avanzada en los que Colombia presenta un notable atraso. En el caso particular de doctorados, los precios de las matrículas son inalcanzables para los ciudadanos del común, incluso en áreas del conocimiento estratégicas para las necesidades del país, por ejemplo, en el área de salud, donde el Instituto Nacional de Salud –INS– o el Instituto Colombiano de Cancerología (ICC) pueden jugar un papel fundamental en la solución de la conocida escases de especialista médicos (de 5.000 graduados en medicina, solo 1.500 que provienen –en su mayoría– de familias con altos ingresos, visible en la demora de las EPS en asignar una cita con especialista), esto se traducirá en mayores y mejores alternativas para estudiar un posgrado de la mas alta calidad, a precio razonables.
Para nadie es una secreto que Colombia tiene un exceso de universidades conocidas como de garaje, que usan el posgrado solo como fuente de ingresos, pero con serios problemas de medios y calidad en sus programas, y dificultades al momento de tratar de obtener los registros calificados o las renovaciones de programas de este tipo por las debilidades notorias en sus aportes a la investigación; además, son escasas las universidades de categoría superior y bien ranqueadas internacionalmente, por lo que ofrecen pocos programas de doctorado, con una admisión reducida de estudiantes que cuenten con los medios económicos altos para sufragar sus matrículas, por lo que la alternativa de que los centros de investigación reconocidos por Minciencias, que muchas veces están por encima en términos de investigadores y calidad que muchas universidades, puedan ahora ofrecer programas de maestría y doctorado de alta calidad, dado que un centro de investigaciones que cuenta con doctores, grupos de investigación con varios años de existencia y categorizados por Minciencias, con productos de investigación reconocidos, convenios internacionales y demás requisitos requeridos por el doble rasero de pasar primero por el filtro de Minciencias para luego seguir al procedimiento de registro en el Ministerio de Educación, con estrictos y múltiples requisitos en cada paso del proceso.
Las universidades –las débiles en investigación y calidad– ahora se arrogan la función de desacreditar a los institutos y centros de investigación sin siquiera saber los requisitos que una institución de estas deben cumplir, tratando de politizar el impacto positivo de la ley con la excusa de la calidad –que ellas mismas no son capaces de ofrecer–, para desviar la atención del paso gigante que da el país en tratar de brindar acceso igualitario a la población profesional.
Tenemos ejemplos claros de institutos de excelencia dedicados a la investigación como los ya mencionados el Instituto Colombiano de Cancerología ICC, el Instituto Nacional de Salud INS, además del Instituto Caro y Cuervo, el Centro de Investigaciones de Agricultura Tropical, el Centro de Investigaciones Biológicas de Medellín, el Instituto Latinoamericano de Altos Estudios ILAE, el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI, el Instituto Colombiano Agropecuario, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras y muchos mas que cuentan con grupos de investigación categorizados en A1 y A, con editoriales académicas reconocidas y además, investigadores nacionales y extranjeros con hojas de vida que demuestran su aporte a la ciencia y la generación de nuevo conocimiento, en suma, credenciales indiscutibles que cumplen de sobra con los requerimientos de calidad necesarios.
En el mundo tenemos casos claros de centros de investigación con posgrados avanzados, por ejemplo, las escuelas internacionales de investigación doctoral del Max Planck, con programas de formación doctoral con reconocimiento indiscutible en el mundo, o Clacso, que ofrece sus escuelas internacionales de posgrado son por su calidad en América Latina.