En un cambio significativo en la política migratoria de Estados Unidos, la administración del expresidente Donald Trump ha decidido cerrar las oficinas de migración legal ubicadas en varias ciudades de Colombia, como Soacha, Medellín y Cali, que habían sido creadas durante el mandato de Joe Biden. Estas oficinas, gestionadas en conjunto con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), estaban encargadas de facilitar procesos de migración legal para personas de Cuba, Haití y Venezuela que se encontraban en territorio colombiano.
La medida forma parte de una revisión más amplia de las políticas migratorias del país, con el objetivo de ajustar la gestión de la migración según los intereses nacionales de Estados Unidos. Según documentos del Departamento de Estado citados por CBS, la administración Trump busca reevaluar cómo manejar la migración y tomar decisiones basadas en la seguridad y los intereses del país.
Además de este cierre, también se ha suspendido el Programa de Admisión de Refugiados, que permitía a personas que huían de conflictos y persecuciones en sus países de origen reasentarse en Estados Unidos. Este cambio ha generado preocupación e incertidumbre entre los migrantes que ya habían iniciado trámites en las oficinas de migración legal en Colombia, ya que sus solicitudes podrían verse afectadas por la suspensión.
En cuanto a la situación en Colombia, aunque las oficinas de Movilidad Segura ofrecían un canal para la regularización de migrantes, la restricción de que solo procesaban solicitudes de ciudadanos de Cuba, Haití y Venezuela limitaba su alcance. Los colombianos no podían acceder a los servicios ofrecidos en estas oficinas, lo que dejaba fuera a miles de personas de su propio país que podrían haber considerado migrar legalmente hacia Estados Unidos.
Este cierre de oficinas y la suspensión del programa de refugiados se suman a una serie de medidas migratorias adoptadas por el gobierno de Trump, que continúa enfocándose en frenar el flujo migratorio hacia la frontera sur de Estados Unidos. La decisión ha generado un fuerte debate sobre sus implicaciones para los migrantes y el futuro de la cooperación internacional en materia de migración.