Llegamos hoy viernes 5 de abril a Ibagué para realizar la cuarta audiencia pública sobre las regiones autonómicas.
En el centro de convenciones que lleva el nombre del ilustre expresidente tolimense Alfonso López Pumarejo nos damos cita dirigentes de la región del Tolima Grande voceros de organizaciones sociales, la academia y la ciudadanía para impulsar una figura que está prevista en la Constitución Política y reafirmadas por iniciativa del Congreso en el Plan Nacional de Desarrollo.
Son más de 200 años que han pasado desde la fundación de la República, en los que hemos estado sumidos en una gran equivocación.
Ese modelo bolivariano, propuesto por el Libertador ante el temor de la disolución de la república después del estallido de la independencia, hoy es una vieja camisa, estrecha, de la que ya no quedan sino harapos y que sume a nuestras regiones en atraso, pobreza y guerras.
No estamos reviviendo la contienda ya arcaica entre federalistas y centralistas.
Pero no haber escuchado a Francisco de Paula Santander y sus pregones de permitir las autonomías de las regiones en lo que entonces de llamaba “federalismo” nos ha traído hacia este modelo perverso en el que todo lo de las entidades territoriales se resuelve en Bogotá.
Por una paradoja Bogotá es la primera víctima del centralismo.
Nosotros, como hombres vivos de nuestra época, debemos examinar nuestra organización.
No podemos irnos sin cambiar, esta dura realidad.
Han pasado 200 años y nosotros probablemente nos iremos como nacimos bajo el signo de la guerra; de guerras que todavía no comprendemos sus razones, su origen y sus causas.
Colombia ya está madura para enfrentar este debate, que hasta hace menos de un siglo siempre terminaba con el ruido de las armas.
No nos vamos a espantar sino a congregar bajo la reflexión de nuestro tiempo, todos los que consideramos que efectivamente debemos cambiar porque hemos identificado dónde estuvo el error en el pasado…
Debemos cambiar de mitos y de leyendas porque los hombres y sus pueblos no evolucionan si no piensan en su propio origen en el camino por el que han transitado.
Estamos obligados con nosotros mismos, también con quienes ya se fueron, aquellos que descansan en silencio en tumbas que no tienen cruz ni recuerdo, pero principalmente estamos obligados con los que vendrán después de nosotros.
El Constituyente de 1991, acogió el mensaje santanderista al determinar en el articulo 1 de la Constitución Politica que “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales…”
Pero los gobiernos de cualquier tendencia, sucesivamente minaron ese precepto y descentralizaron responsabilidades pero centralizaron los recursos.
Mayor responsabilidad con menos plata, es el modelo que hoy está asfixiando a las regiones.
Las grandes reformas administrativas de los últimos 40 años recentralizaron a Colombia aún más.
Este esfuerzo que hacemos está libre de toda sospecha electoral y proselitista.
En una noche de comienzos de 2023, le dijimos al Senado de Colombia: levanten una ceja senadores, hagamos una mueca, dejemos algo que nos ponga a salvo con nuestra conciencia y entonces el Senado sorpresivamente, sin el aval gubernamental aprobó el articulo 28 hoy vivo en el Plan Nacional de Desarrollo que tiene el titulo de “Regiones Autonómicas”.
Ese es el motivo de nuestra propuesta que estamos llevando por todo el país y que abarca la posibilidad de transitar hacia modelos neofederales, que mantengan la unidad de Nación pero con claro, efectivo, concreto, seguro y financiado acento descentralizador.
De nada sirve los aspectos sentimentales o coyunturales, ni las reformas parciales, si primero no entendemos que tenemos que transformar nuestro destino a partir de la nueva organización del Estado.
Algunos han dicho que somos violentos, dizque por naturaleza. No se a qué tipo de científico se le ocurre hacer un planteamiento de estos.
Son violentas las instituciones que tenemos hoy porque devienen del atraso y la pobreza generados por el centralismo.
No hay que mirar para otro lado: aquí está el origen de nuestros problemas de violencia, porque la guerra es un punto de llegada, del atraso y la pobreza; no es un punto de partida ni se va a erradicar sentándonos en un mar de babas con quienes tienen como negocio la guerra, si no logramos persuadirlos a ellos como a nosotros mismo de que necesitamos pactar de nuevo la fórmula de cómo debemos estar organizados..
En el país hay federales, descentralistas y estamos también los autonomistas…
Vamos a enfrentarnos con abrazos y entre todos buscaremos el camino adecuado y conveniente para que Colombia sea un país más próspero igualitario y en paz.