Las ministras de exteriores de ambos países sostienen una reunión para definir la hoja de ruta en este asunto.
Panamá y Colombia intentan este viernes de llegar a un acuerdo para agilizar de forma segura el paso de miles de migrantes irregulares (principalmente haitianos y cubanos), que permanecen varados en el lado colombiano de la frontera en medio su recorrido hacia Estados Unidos.
La situación amenaza con desbordar los ya sobrepoblados centros de atención migratoria que las autoridades panameñas han instalado para brindar atención a los migrantes tras su paso por la inhóspita y peligrosa selva del Darién, convertida en un auténtico corredor para la migración irregular.
Para tratar de alcanzar un acuerdo, delegaciones de Colombia encabezada por la vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez y de Panamá, dirigida por la ministra de Relaciones Exteriores, Érika Mouynes, se reunen hoy en Nicanor, en la provincia selvática de Darién.
La reunión “es un ejercicio importante que está haciendo el gobierno desde hace meses para visibilizar [el problema] y anticiparnos a lo que podría ser una crisis migratoria“, señaló Mouynes minutos antes de partir al encuentro con su homóloga colombiana.
“Hay dos puntos muy importantes que estamos tratando de abordar: el número de migrantes que nos llegan y el intercambio de información. Para nosotros son imprescindibles tener estos dos elementos para poder mantener un flujo controlado”, agregó la funcionaria panameña.
Desde hace varias semanas, miles de migrantes entre ellos menores de edad y mujeres embarazadas, aguardan en el puerto colombiano de Necoclí (Antioquia) embarcaciones que los lleven hasta la frontera con Panamá para atravesar el Darién.
Este corredor selvático de 266 km entre Colombia y Panamá se ha convertido en paso obligado para la inmigración irregular, que desde Sudamérica trata de llegar hasta México, Estados Unidos y Canadá.
AFP