La multinacional The Coca-Cola Company, a través de la firma de abogados Brigard Castro, pretende limitar la comercialización de una serie de alimentos y bebidas derivados de la hoja de coca y fabricados hace más de 25 años por indígenas del Cauca. Diario Criterio habló con los fundadores de Coca Nasa, el proyecto productivo que está en la mira de la compañía estadounidense.
Fabiola Piñacué es una lideresa del pueblo nasa que, en los años noventa, salió del resguardo indígena de Calderas en Inzá (Cauca) para estudiar ciencia política en Bogotá. En sus ratos libres o después de clases, vendía aromática de coca que llevaba en un termo, una forma de ganar dinero extra, pero también de reivindicar la historia de una planta sagrada para su comunidad.
Así nació, en 1998, Coca Nasa. Fabiola y otro grupo de compañeros empezaron a empacar y a vender las hojas de coca para infusiones y mambeo. La empresa fue creciendo y actualmente maneja una línea de productos alimenticios y cosméticos fabricados con la planta. Bebidas hidratantes, alimentos de panadería, gel de uso tópico, vino, pasta dental y jabón hacen parte de su catálogo.
“La acogida fue inmediata, a pesar de la estigmatización que recae sobre los cultivos de coca, la sociedad estaba preparada para escuchar la historia no oficial y así comenzó la campaña de resignificación de nuestra planta sagrada”, relatan los fundadores de este proyecto.
Sin embargo, Coca Nasa ha tenido que enfrentar varias dificultades a lo largo del camino. En 2010 Fabiola fue arrestada por transportar varios bultos de hoja de coca tostada. Aunque las autoridades la acusaron de cometer un delito, ella explicó que esa hoja solo servía para alimento y medicina, mas no para fabricar clorhidrato de cocaína.
Otro de los problemas, quizá el más complejo, es la ofensiva judicial que la multinacional The Coca-Cola Company ha lanzado contra el proyecto. En 2006, esta empresa los demandó por los derechos de propiedad de la palabra Coca, ya que ellos fabricaban una bebida llamada Coca Sek.
El pleito lo terminó ganando Coca Nasa, pues la Superintendencia de Industria y Comercio respaldó los derechos colectivos sobre la hoja de coca. “Encontramos que el uso del nombre coca tiene unos 7.000 años de historia en nuestras comunidades, por lo que tenemos incluso más derecho que ellos”, le dijo a Diario Criterio David Curtidor, otro de los fundadores y encargado de los temas jurídicos de Coca Nasa.
A pesar de este antecedente, ahora, 15 años después, la multinacional acaba de enviar una nueva reclamación por infracción de la marca Coca-Cola. Según una carta de la firma de abogados Brigard Castro, representante de la compañía en Colombia, Coca Nasa viola la ley de marcas en Colombia al utilizar en uno de sus productos el nombre Coca Pola.
“Solicitamos que cese y permanentemente se abstenga de utilizar la denominación COCA POLA o cualquier término similar que resulte similarmente confundible con las marcas propiedad de The Coca-Cola Company (…) En caso contrario la empresa se verá en la necesidad de analizar acciones legales”, dice la comunicación de los abogados.
Los argumentos a favor de Coca Nasa contra Coca-Cola
La noticia de una posible demanda de Coca-Cola contra el emprendimiento indígena causó rechazo por parte de varias organizaciones y personalidades en Colombia. “Fue primero la hoja de coca que la Coca-Cola. ¿Quién debe demandar a quién?”, dijo el senador e indígena nasa Feliciano Valencia.
La propia Fabiola Piñacué reaccionó: “El mundo ya sabe que ustedes son unos abusivos y no van a impedir que los pueblos indígenas utilicemos nuestra ancestral y sagrada hoja de coca, heredada de los mayores. No nos asustan con sus abogados”.
Para Mauricio Albarracín, abogado de Dejusticia, Coca Nasa tiene el derecho a utilizar la palabra coca en sus productos porque se trata de un vocablo de uso común del quechua.
David Curtidor asegura que este caso es similar al del viche, la bebida ancestral y tradicional de las comunidades afrocolombianas del Pacífico que algunos intentaron registrar, desconociendo que se trata de una expresión de dominio público. Curtidor dice que las amenazas de la multinacional, además de prohibirles usar su patrimonio cultural, afecta la diversidad económica de los indígenas del Cauca.
“Coca Nasa le da trabajo directamente a 22 personas, pero indirectamente puede haber hasta unas 3.000 familias que nos venden la hoja de coca, especialmente en la región de Tierradentro. Nosotros no tenemos grandes cultivos, por lo que compramos la hoja de a poquitos, beneficiando a más personas”, le dijo Curtidor a este medio.
Para David Restrepo, experto en desarrollo rural, economías ilícitas y medioambiente de la Universidad de los Andes, las acciones judiciales de Coca-Cola hacen parte de un “matoneo corporativo, y nada menos que contra un emprendimiento social indígena que crea alternativas de paz con productos de coca locales”.
Por ahora, Coca Nasa prepara una defensa en varias vías y confía en las pruebas que ha recolectado hace más de 25 años y que ya le valieron una victoria contra Coca-Cola en 2006.
Varias organizaciones y expertos en derecho de marcas se han ofrecido a ayudar para que este proyecto productivo siga usando el conocimiento tradicional en favor del desarrollo del país, tal y como está expresado en su lema: “Una hoja para la paz, una hoja menos para la guerra”.