Las autoridades de Colombia abrieron una investigación acerca de las actividades de la empresa alemana Karatbars que prometía a sus «inversionistas» ingresos seguros por tener «criptomonedas, respaldadas en oro».
La empresa entró en Colombia en 2019. Durante la pandemia ha conseguido propagarse en el mercado local, atrayendo a clientes ricos y de clase media mediante sus propios recursos, así como gracias a artículos en los medios reconocidos de Colombia, tales como La República.
Como resultado, al menos 410 colombianos enviaron más de 1.500 millones de pesos
a Karatbars. Y ahora están enojados por no recibir ni dividendos, ni sumas invertidas.
«Nos dijeron que el oro estaba asegurado en bodegas en Brasil, y nada resultó. Ni siquiera pude entrar a la plataforma donde analizaba el proceso de mi inversión», señaló una de las víctimas en entrevista con el diario El Tiempo.
Muchos de aquellos que empatizan con las víctimas y los propios damnificados comparten sus experiencias en las redes sociales.
Todavía no se sabe si las víctimas colombianas de Karatbars van a asociarse con los grupos extranjeros que han encendido la alarma al menos desde julio pasado.